23 marzo, 2025

23 marzo, 2025

Feos, Malos y Sucios

TRÓPICO DE CÁNCER / JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

En 1976 el Director Ettore Scola fue premiado en el festival de Cine de Cannes por el descarnado y amargo retrato de la pobreza que realizó en la película que llevaba el nombre de este artículo. En una pequeña casa construida con materiales de desecho, cartón, madera y algunos ladrillos en las orillas de Roma, una lamentable habitación sin agua, ni drenaje, quizá con algo de luz robada de alguna parte, habitan casi 20 miembros de una familia que dependen mayormente de la insuficiente pensión de un viejo inválido.
 
Son los mismos rednecks pobres de Winter Bones, el largometraje de Debra Granik, que habitan en un pantano desolado de Missouri en la Norteamérica marginal, es la tragedia de una adolescente y sus hermanitos víctimas de la violencia criminal y la pobreza. Son los pobres de Yo ya no estoy aquí, la película de Fernando Frías, que viven en las colinas de Monterrey pero no son Regios, son los jóvenes pobres que bailan cumbias lentas como ocupación y centro de su existencia a falta de algo mejor, perseguidos y acosados por la pobreza, por la policía y por los mafiosos.
 
Mateo el evangelista, consigna que su maestro dijo hace más de dos mil años a sus discípulos pobres en su mayoría: «Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se los repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos». Son los pobres de ahora, son los pobres de siempre, son los pobres de todos los tiempos y en todas partes. Es la vieja polémica polarizante, los ricos y sus privilegios y los pobres y su dolor, su desaliento y su desolación.
 
Hoy en México, en el centro del debate electoral las candidatas con la mayor intención de voto según las encuestas, fijan sus posiciones frente a los pobres, Claudia Sheinbaum, candidata de la izquierda gobernante dice que construirá el segundo piso de la transformación que tiene en el centro de su ideario la consigna “por el bien de todos primero los pobres”. Su propuesta se refiere, explica ella, a que los empresarios sigan haciendo sus negocios, como hasta ahora, en la misma economía de libre mercado y libre comercio, paguen los impuestos y los salarios correctos, mientras el gobierno seguirá generando un estado de bienestar y paz social.
 
La candidata de la derecha opositora Xóchitl Gálvez firma el compromiso de mantener los programas sociales que introdujo el gobierno de la cuarta transformación y convirtió en derechos de los mexicanos más desprotegidos, y para darle fuerza a su compromiso estampa en el documento, frente a notario público, una huella con su propia sangre. Es la derecha que clama por que no se reforme al INE, ni al Poder Judicial, que se mantengan las instituciones autónomas, que se respete la ley porque es la ley y ofrece meter a los narcos y al crimen organizado en una megacarcel aterradora. Es la derecha que ofrece construir una sociedad de emprendedores y de clase media.
 
El PRI gobernó desde el año 82 del siglo pasado bajo las reglas únicas del neoliberalismo de la posguerra fría, desapareció al ejido, inhibió la lucha obrera sindical, estableció un tope salarial, impulsó la apertura del libre comercio y creó programas sociales solidarios para paliar los problemas del aumento de la pobreza que generó la acumulación de capital, que en México y en el mundo tuvo como resultado que el 1% de la población sea poseedor del 90% del producto interno bruto, el PAN hizo lo mismo que el PRI durante los primeros 12 años del siglo 21, y del 2012 al 2018 el PRI mantuvo la misma línea.
 
Morena ha gobernado a México desde el 2018, ha destinado una parte del dinero de la hacienda pública a crear programas sociales de apoyo económico a las familias y personas mas pobres, impulsó el incremento del salario mínimo de 77 a 240 pesos, ha construido con las comunidades casi 3 mil kilómetros de caminos artesanales para conectar colonias populares, ejidos, y pequeñas congregaciones con los principales caminos y carreteras, se han construido nuevas aulas en las escuelas de esos lugares con el trabajo conjunto del gobierno y los miembros de la comunidad, todo ello en lugares en donde la presencia gubernamental nunca había llegado. Ahora 30 millones de hogares cuentan con el apoyo de algún programa social de los que ya están en la constitución y las leyes como derechos de los mexicanos con menos recursos.
 
El dilema es sencillo y a la vez complejo. Es sencillo porque en el centro de ese debate solo están los pobres. La complejidad está en descifrar como se comportan y como se definen ante ellos las candidatas, las coaliciones que las postulan, y sobre todo, los electores.

POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

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