CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La sequía que sufre todo Tamaulipas desde hace 8 años no ha sido la única que vive efectos devastadores como los actuales, sino que desde el siglo XIX hasta la fecha actual se han sufrido, acorde a sus tiempos y desarrollo, dejaron todo tipo de daños.
En entrevista para Expreso, el profesor en Historia, Alberto Rodríguez, ofreció datos precisos sobre fechas en las cuales la entidad vivió efectos devastadores, principalmente en el rubro agropecuario, producidos por la falta de lluvias.
Del libro titulado “Historia, Medio Ambiente y Áreas Naturales Protegidas en el Centro-Norte de México”, obra de Sergio A. Cañedo G. y Cynthia Radding, el historiador tamaulipeco detalla cómo en 1898 una sequía acabó con la mayor parte de las cosechas tempranas, causó la muerte de gran cantidad de ganado y suspendió siembras de maíz y frijol, lo que ocasionó un alza en sus precios.
Al llegar el siglo XX, gran extensión de la República Mexicana padeció la falta de lluvias en su primera década, lo que provocó pérdidas a productores de la época.
Al continuar con la historia del estiaje en Tamaulipas, en 1927 se registró otra sequía severa que afectó de igual manera a los otros dos Estados del noreste del país: Coahuila y Nuevo León.
Referente al tema, el cronista expone que en esta crisis hídrica-meteorológica, en Tamaulipas y los otros dos estados murieron más de 15,000 reses por falta de agua.
Así mismo, detalla que tuvo una duración de 8 meses donde muchos ganaderos tuvieron que vender a los Estados Unidos sus animales en precios muy por debajo de sus costos reales.
Nuevamente, pero ocho años después, en 1935, otra sequía azotó la región.
Pero esta vez, las medidas implementadas por los gobiernos de la época incluyeron a los dueños de pozos para que estos brindaran recurso hídrico a la población que no tenía acceso a este tipo de construcciones.
“Grave sequía.
El gobierno tomó medidas para que los dueños de pozos o norias repartieran agua a las familias cercanas a ellos y se trasladara al ganado para evitar que muriera.
Prolongada sequía. No había lluvias en invierno y en verano eran insignificantes”, es el apunte ubicado en la página 172 del libro “Historia, Medio Ambiente y Áreas Naturales Protegidas en el Centro-Norte de México”.
En agosto de 1943, otra vez la falta de lluvias ocasionó daños a la agricultura y también que la población actuara de forma ilegal al no tener fuentes alimenticias para subsistir.
“Fuerte sequía desde mayo, que se acentuó en junio.
En el sureste las lluvias son escasas. Perjuicios en las siembras de maíz y frijol. El pueblo asaltó las bodegas de los Ferrocarriles Nacionales y se apoderó del maíz depositado para su transporte”.
Seis años después (1949), en la Huasteca tamaulipeca, norte y centro de San Luis Potosí, una sequía intensa ya se había prolongado por 3 años, dejando como consecuencia a miles de personas de esa región sin vivienda y el deceso de casi 40,000 cabezas de ganado.
“Se quedaron sin hogar 100,000 personas y problemas de las cosechas. Se perdieron 39,000 cabezas de ganado”.
En 1950, la sequía llegó a todo el norte de Tamaulipas, secando presas, matando ganado y secando parte de la zona citrícola del Estado.
“Intensa sequía que afecta al norte y que se prolonga desde hace seis años. Las presas estaban secas, excepto la de La Copa.
El ganado moría de sed.
Esta zona perdió un 10% de los naranjos por falta de lluvias; en cambio, en la de Coahuila se levantó una cosecha de algodón con un valor de 350 millones de pesos”.
Y desde la segunda mitad del siglo XX hasta tiempos actuales se han registrado más sequías igual o menos intensas que la actual o las ya registradas, teniendo después tiempos muy positivos en torno a lluvias y abundancia de agua, lo que da como resultado que el clima sea cíclico y no lineal, por lo que la naturaleza pronto traerá un balance en el tema que de algún modo quedará plasmado en la historia de México y de Tamaulipas.
Por Antonio H. Mandujano
EXPRESO-LA RAZON