Aquella noche del 24 de abril del 2022, al concluir el debate por la gubernatura de Tamaulipas, entre priístas, panistas y perredistas era evidente la percepción de que su candidato, César Verástegui, había tenido un muy mal desempeño.
En público “festejaban” un triunfo que, sabían bien, sólo había ocurrido en sus expectativas: ante la clara desventaja que marcaban todas las encuestas, para ellos era vital dar un campanazo que los metiera en la competencia.
No hubo tal golpe, por el contrario, quienes observaron el encuentro entre los tres candidatos apreciaron a un “Truko” nervioso, carente de elocuencia, empeñado en colocar dos o tres frases que pudieran viralizarse, pero sin una narrativa clara que conectara con el electorado.
En frente, un candidato que se sabía puntero en las preferencias y se preparó para cumplir a rajatabla una estrategia de manual: defender las políticas sociales de la 4T, no equivocarse, no caer en provocaciones.
Esa noche, trascendió después, hubo mucha molestia al interior de la campaña de Verástegui, se repartieron culpas, y visto el estrepitoso fracaso, se acordó redoblar la guerra sucia contra el candidato de Morena.
Resulta imposible no recordar aquel debate y aquella campaña cuando se observa lo que ocurrió el domingo en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral.
Ansiosa, Xóchitl Gálvez, sufrió las dos horas que duró el encuentro.
Presionada para soltar una mano que le diera el nocaut soñado, ella misma atropellaba sus ideas.
Recurrió como el ‘Truko’ a frases sonoras pero huecas. La de Verástegui en 2022 fue la del cardiólogo sin corazón, y la de Xóchitl en el 2024 la de la mujer de hielo.
Fraseos aptas para un hashtag, pero inocuos en la conversación pública de una contienda en la que un amplio sector de la población simpatiza con sus oponentes.
Acaso no sea casualidad que en la esquina de Xóchitl Gálvez estén ahora personajes que hace dos años operaban en Tamaulipas, como su vicecoordinador de campaña, Max Cortazar, cuyos méritos profesionales para ocupar esa posición todavía se desconocen.
Igual que en el debate por la gubernatura, el domingo por la noche se intentó construir la narrativa de un apabullante triunfo de la candidata de la coalición “Fuerza y corazón X México”, pero ahora ella misma se encargó de invalidar ese mensaje porque este lunes utilizó su recorrido por los principales medios de comunicación para justificar -y así, reconocer- su mal desempeño, culpando al formato establecido por el INE en coordinación con los equipos de las tres candidaturas.
La buena noticia para Xóchitl es que tiene otras dos oportunidades para cumplir con su objetivo de mostrarse como una candidata competitiva.
La mala noticia para ella es que tiene otros dos debates que enfrentar.
POR MIGUEL DOMINGUEZ FLORES