TAMPICO, TAMAULIPAS.- Imaginemos que es el futuro, es 12 de abril del año 2123 y está por ser abierta la cápsula del tiempo ubicada en el Museo de la Ciudad de Tampico que hace 99 años fue cerrada.
En su interior, guarda cartas, fotografías, libros y demás objetos depositados por residentes de la zona conurbada del lejano año 2024.
Muchas de estas personas dejaron este mundo hace un buen tiempo, pese a los avances de la ciencia médica.
Por fin, ciudadanos del siglo 22 podrán saber de manera directa un poco más sobre el aspecto de quienes vivieron en esos tiempos, su forma de pensar, sus sentimientos, entre otros datos interesantes relacionados con el municipio.
La emoción les invade porque ha transcurrido casi un siglo desde entonces.
Además, se hará en el marco del aniversario número 300 de la fundación de Tampico, la fecha más importante para el puerto jaibo.
Testigo de la apertura es un adulto mayor nacido en aquellos años, de una edad muy avanzada, que logró conservar un buen estado de salud.
Una mezcla de nostalgia, fascinación y tristeza lo invade por lo que pronto verá.
DE VUELTA AL 2024
Regresando al pasado, es 30 de abril del 2024 y está por cerrarse la cápsula.
Siguen llegando personas al museo para dejar lo que consideran de manera personal que debe ser visto por las generaciones futuras.
Están más vivos que nunca y sobre todo muy emocionados.
Y es que lo que lograron colocar en la cápsula, viajará en el tiempo hasta llegar a las manos de futuros habitantes de esta zona.
Mientras un joven dejó en el interior una pintura en la que aparece un paisaje, un escritor depositó su más reciente libro que aborda temas conurbados.
Otros más colocaron fotografías, cartas y objetos diversos.
Fernando Castillo, encargado de los recorridos en ese espacio cultural e histórico, manifestó que el objetivo es que haya una comunicación entre el presente y el futuro.
«Cuando llegue la celebración de los 300 años de Tampico, los tampiqueños del futuro no batallarán en encontrar la historia de quienes dejaron sus objetos y que también sepan cómo vivimos, cómo hablábamos, cómo vestíamos», expresó.
A las 6 de la tarde del pasado 30 de abril quedó sellada la cápsula de acero inoxidable, que se encuentra en el aljibe del patio central del museo, para que el tiempo no dañe todo lo que se encuentra en su interior que es en sí un verdadero tesoro.
Por. Benigno Solís/La Razón