Para construir una sociedad con mayor justicia y democracia, es necesario escuchar todas las voces que participan en formarla.
Dos de las actividades que garantizan la participación incluyente son la democracia y la libertad de expresión.
La primera sirve para elegir a nuestros representantes políticos, y la segunda para dar a conocer sus propuestas y al mismo tiempo, recordarles el cumplimiento de las promesas de campaña.
La libertad de expresión no solamente es fundamental en cualquier democracia si no que garantiza el derecho de los ciudadanos a informarse y ser escuchados, a obtener datos de manera transparente, generar debate público y exigir rendición de cuentas a los gobernantes de turno.
En Tamaulipas, las condiciones para lograrlo han sido inequitativas, en lo que respecta al ejercicio profesional del periodismo en las mujeres.
Las condiciones laborales de las mujeres periodistas en el país están marcadas por las desigualdades y violencias preexistentes en nuestra sociedad.
De acuerdo con el informe de la Fiscalía Especializada en Materia de Derechos Humanos, de la Fiscalía General de la República, desde julio de 2010 y hasta 2024, se registraron 216 expedientes de hechos violentos a periodistas, de los cuales, 104 han sido homicidios pero solo 38 han sido clasificados como derivados del ejercicio periodístico.
De todos los anteriores, solo se han girado 29 órdenes de aprehensión, 6 de ellas en nuestro estado.
De las 1741 indagatorias que actualmente existen, en Tamaulipas residen 76, ocupando el séptimo lugar, después de estados como Ciudad de México donde se concentran mayormente, Quintana Roo, Estado de México, Veracruz, Guerrero y Oaxaca.
En Tamaulipas, se han registrado 13 homicidios a periodistas desde julio de 2010 hasta mayo de 2024.
En las 1033 averiguaciones previas de la institución en ese periodo, 214 han sido mujeres
periodistas las víctimas, aunque no se precisa su entidad federativa en el informe de la Fiscalía especializada.
Además de los actos violentos que han sido denunciados, también las mujeres periodistas han tenido que sortear la discriminación y la segregación ocupacional en sus centros de trabajo. En 2020 un estudio local, reveló que en los medios de comunicación de todo el estado, se toman decisiones basadas en la discriminación tanto en la estructura vertical como la horizontal.
La representación de las mujeres en los cargos de poder es casi inexistente, por lo que limita los sistemas de protección, influencia y decisión en ellas, lo cual, además dificulta la conciliación en sus roles de periodistas y madres, por lo que obstaculiza su ascenso laboral.
Es decir, se forma un círculo vicioso en temas de liderazgo femenino en los medios. Otro de los hallazgos del estudio es la discriminación salarial, ya que las mujeres perciben un salario entre 1.8 y 2.5 veces menor al de sus colegas varones.
Se consideraron variables como preparación profesional y posgrado, antigüedad y horas laboradas; pero el resultado es que los cargos de mayor salario son en todos los casos ocupados por hombres, lo que genera dichas disparidades.
Algunas estrategias que se pueden implementar dentro de las empresas mediáticas son procurar la paridad salarial entre hombres y mujeres, con acciones encaminadas a garantizar la igualdad de oportunidades en el ascenso jerárquico.
Otra medida es implementar políticas de transparencia salarial entre todos sus trabajadores para evitar y corregir dichas disparidades a través de auditorías salariales regulares.
La capacitación y profesionalización de las mujeres en su ámbito profesional es igualmente necesario para alcanzar la competitividad necesaria para los distintos cargos a los que aspiran.
Por ello, se necesita tanto sensibilización en los directivos para crear una cultura organizacional inclusiva, como programas de desarrollo profesional para aumentar la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo, y promover un entorno libre de violencias y acosos.
Las medidas que se tomen no son únicamente para poner un suelo parejo entre los salarios y liderazgo de hombres y mujeres en una determinada empresa como son los medios de comunicación.
Sino que los medios de comunicación son un portavoz de las necesidades de la sociedad, como se menciona al principio, son la herramienta que fundamenta una democracia, y las mujeres aportan con su visión humana y sensible lo que los grupos vulnerables o excluidos necesitan comunicar para generar una sociedad más incluyente, justa y equitativa.
Desde esta otra perspectiva, se aprecia que el periodismo es fundamental para mantener y garantizar la democracia y la libertad de expresión, la protección a las mujeres que ejercen el periodismo, no solo es un asunto de derechos humanos, si no que deriva en el fortalecimiento de una sociedad informada y equitativa.
Es por ello que todos los involucrados, tanto empleadores como las instituciones gubernamentales que brindan seguridad, deben participar en la procuración de una justicia, para erradicar las barreras y violencias que enfrentan las mujeres en esta profesión.