Nacido en Tula, Tamaulipas el 29 de enero de 1892, Francisco Sulpicio Carrera Torres, había seguido desde joven a su hermano mayor Alberto, tomando parte desde un principio en los brotes que iniciaron la revolución en Tamaulipas en el ya lejano 1911.
Las agitaciones políticas, sociales y armadas que se vivirían durante esa época, los llevarían a estar siempre juntos, por lo que ambos hermanos no dudaron en reincorporarse a la lucha tras el asesinato de Madero en febrero de 1913.
Después de meses de intensas luchas contra el huertismo, a mediados de 1914 los constitucionalistas marchaban victoriosos hacia la capital mexicana.
Para esas fechas Alberto y Francisco habían pasado a formar parte de la División del Centro al mando del general Jesús Carranza. Del 20 de julio de 1914 al 21 del mismo, Francisco fungiría como gobernador de San Luis Potosí.
El 27 de julio el general Pablo González despachó a Alberto desde San Luis, para que tomara León y Celaya. Durante esa campaña los hermanos Carrera se batirían contra Pascual Orozco y contra el general Rómulo Cuellar —nacido en San Fernando—, gobernador militar huertista de Guanajuato.
Los tamaulipecos continuaron su avance a México y en Querétaro se unieron al resto de la División del Centro. Sin obstáculo, llegaron hasta Tlalnepantla, y en Teoloyucan fueron testigos de cómo los federales firmaban el fin de la guerra. Los Carrera fueron comisionados para llevar a cabo el licenciamiento de los soldados federales del Itsmo de Tehuantepec. Después esa encomienda, y de poner autoridades en Quintana Roo, Yucatán y Campeche, regresaron a México.
A su llegada, volvieron a ser puestos bajo las ordenes de González, quien los envió a tomar posesión a Empalme Escobedo, importante cruce ferroviario a 200 kilómetros de Aguascalientes, en donde la Convención de todos los generales trataban de evitar la ruptura de Villa y Carranza.
Cuando a principios de noviembre de 1914 la Convención nombró presidente de México a Eulalio Gutiérrez, los Carrera abandonaron Empalme y regresaron a San Luis. Desde ahí, el 3 de noviembre lanzaron un manifiesto en el que desconocían a Venustiano Carranza y apoyaban con sus 5,000 hombres a la “honorable Convención”, cuyos ejércitos serian comandados por el célebre Pancho Villa.
Según la historiadora Beatriz Rojas, los testimonios concuerdan en señalar la facilidad con que los Carrera Torres reclutaban de un día para otro un ejército de varios cientos de hombres, los cuales eran reclutados principalmente en Tula, Jaumave, Bustamante, Miquihuana, Ocampo, Antiguo Morelos, Quintero, Rayón y Nuevo Morelos, municipios bajo su mando desde el 18 de marzo de 1914.
El 10 de noviembre la Convención declaró que Carranza era un rebelde: la guerra se veía nuevamente en el horizonte. Las tropas de Villa, nominalmente a las órdenes del presidente Gutiérrez avanzaron y tomaron la Ciudad de México, mientras que Carranza huía a Veracruz. Para fines de noviembre Alberto Carrera se retiró a Tula a fin de preparar la campaña sobre Victoria. Por su parte, Francisco fue nombrado comandante militar de Guanajuato.
El 21 de diciembre el ministro de Guerra y Marina, general José Isabel Robles, firmó un libramiento para que se le entregara un coche al general Francisco Carrera, el cual había costado 6,000 pesos. El 16 de enero de 1915 la Convención se divide y el presidente Gutiérrez sale con rumbo a Ciudad del Maíz en franca rebeldía contra Villa, Alberto Carrera quizás duda y se muestra neutro, pero finalmente decide seguir fiel al villismo.
Ese mismo día el gobernador de Guanajuato Camarena respalda a Gutiérrez y Francisco Carrera en compañía de los villistas Bonifacio Soto y Enrique Dusart, sostienen un combate con las escasas fuerzas del mandatario estatal. Según una carta escrita en 1952 por el telegrafista Manuel Fernández Flores a Francisco Carrera, tras estos hechos, el general tamaulipeco y su Estado Mayor acudieron a Salamanca a entrevistarse con Pancho Villa, quien los recibió en su pulman en la estación ferroviaria.
Después de la entrevista, Pancho Carrera en compañía de los villistas Agustín Estrada y Manuel Medinabeitia, derrotaron en San Felipe Torres Mochas, Guanajuato al ex villista Eugenio Aguirre Benavides, quien pretendía unirse al prófugo presidente Eulalio Gutiérrez. En esta acción quedaron prisioneros de Francisco, Lucio Blanco y Alex McKiney, quienes serían liberados en los días posteriores.
Aunada a esa división interna, los convencionistas seguían enfrascados en su lucha contra los carrancistas. No se han descubierto documentos que nos indiquen las acciones llevadas a cabo por Francisco en los meses de febrero y marzo de 1915.
Al parecer dudó de su lealtad al villismo al igual que su hermano, permaneciendo en Guanajuato sólo unos cuantos días más, tratando de recuperar parte de su gente que los villistas Camarena y Duran le habían tomado tratando de obligarlo a combatir en Guanajuato. Se dice que en cuanto la recuperó regresó a Tula, donde permaneció bastante tiempo. Vuelve al escenario militar hasta el 13 de abril, cuando el general Villa avanza sobre Celaya y en su ala izquierda van entre otros, los contingentes del tamaulipeco Francisco S. Carrera Torres.
Tras la derrota en la primer batalla de Celaya, Villa pidió refuerzos a los carreristas que se batían en Tamaulipas y San Luis, llegando en los días posteriores Carrera y Saturnino Cedillo.
El telegrafista de Carrera señalaría que todos esos lugares de bajío los recorrieron a caballo, saliendo de Silao por toda la sierra, pasando por Marfil a Guanajuato, San Felipe, para después acercarse a Celaya. Sobre la presencia de nuestros paisanos en la segunda batalla de Celaya, el historiador Paco Taibo escribiría: “[…] las tropas villistas que participarían en la segunda batalla son exageradas. Obregón, Gracia y Sánchez Lamego hablan de 30 mil hombres.
La realidad es que tras la primera batalla, Villa tenía en Irapuato unos nueve mil hombres, una vez que se reunieron los dispersos, y a ellos sumaría los refuerzos de San Luis Potosí con Carrera Torres y Cedillo, por lo que sumaban entre 14 y 15 mil hombres”. Taibo añade en su libro que: Al amanecer del día 15 de abril de 1915, Villa envió a la extrema derecha del frente, reforzando a la Brigada Guerrero, una columna de caballería dirigida por Baudelio Urib y dos baterías. La ofensiva en la margen del río iba ganando terreno. Se combatía en toda la línea nuevamente.
Tras las cargas de caballería avanzó la infantería. En la retaguardia avanzaba Natera. Eran las ocho de la mañana. Entonces los defensores atacaron en la zona Norte, que ocupaban las tropas de Cedillo y Francisco Carrera Torres “los potosinos”. Un contraataque de la caballería villista les hizo 300 muertos.
El telegrafista Manuel Fernández también tomó el fusil junto al Estado Mayor de Pancho Carrera, señalando que se batieron con los carrancistas en las faldas del Cerro Acámbaro, donde sufrieron los tamaulipecos una terrible derrota por parte del general Obregón.
En los días posteriores Carrera Torres participó en las batallas de León, Trinidad y Aguascalientes, en las cuales el general Francisco Villa y Felipe Ángeles serian derrotados por Álvaro Obregón.
Después del desastre, Francisco regresó con sus hombres a Tula, tal como lo recordaría años después su ex telegrafista: “[…] habiendo hecho la marcha de nuestra derrota a caballo desde Celaya, pasando por San Luis Potosí hasta llegar a su tierra natal Tula, donde recordara permanecí varios meses comiendo mucha carne de chivo con el sabroso cafecito que gentilmente nos preparaba su mamá”.
Según ese relato, Francisco S. Carrera permaneció en Tula hasta que las fuerzas de Luis Caballero, procedentes de la Huasteca, les cayeron y se vieron obligados a evacuar.
El general Obregón contaría en sus memorias que, a principios de agosto de 1915, Magdaleno Cedillo y Alberto Carrera se habían replegado a su zona “sin definir su actitud” ordenando él que se les dejara tranquilos esperando ver qué posición tomaban. Días más tarde ordenó que se reiniciara la campaña en su contra.
El 25 de diciembre de 1915, en San Juan del Meco, S.L.P., Alberto ascendió a su hermano a general de brigada y delegó en él su autoridad, contando con la anuencia de sus 19 principales jefes con mando de fuerzas. Lo que sucedió posteriormente es conocido, Alberto se rindió y deambulo por distintas prisiones hasta que fue fusilado en 1917, mientras que su hermano Francisco en compañía de su fiel amigo Saturnino Cedillo, continuo su “pequeña guerra” hasta que se adhirieron al Plan de Agua Prieta en 1920.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ