El regreso a clase es uno de los momentos de mayor presión para las familias mexicanas. Más allá de la emoción de cada uno de los estudiantes de volver al aula de clase y reencontrarse con maestros y compañeros, es indudable que para los padres de familia este momento puede representar presiones económicas en el hogar, sobre todo cuando los niveles de inflación en nuestro país siguen poniendo en aprietos a nuestro bolsillo.
La inflación en México ha afectado diversos entornos económicos, debido que para la primera quincena de agosto la tasa de inflación se ubicaba en 5.16 por ciento, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Dicha cifra, muestra un valor ligeramente menor al que se esperaba; sin embargo, continúa siendo un nivel alto para los hogares. Siendo así, el regreso a clases implica diferentes gastos que deben ser considerados en un hogar, como pago de inscripciones, colegiaturas, cuotas, uniformes y útiles escolares.
Asimismo, el rubro educativo dentro del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), se ubicó en un 5.24 por ciento de forma interanual para la primera quincena de agosto. Además, los libros reflejaron un incremento del 4.49 por ciento, mientras que los cuadernos y carpetas, libros de texto y los productos de papelería, tuvieron un incremento del 2.88, 2.87 y 0.28 por ciento interanual, respectivamente. Esto implica destinarle un mayor presupuesto de los ingresos en el hogar para la adquisición de estos artículos indispensables.
Ahora bien, si se habla de las colegiaturas, la educación privada ha sido tradicionalmente vista como una opción para aquellos padres que buscan un nivel educativo específico o especializado para sus hijos.
Sin embargo, en un contexto de alta inflación, las colegiaturas y otras cuotas escolares se pueden incrementar sustancialmente, poniendo en aprietos a muchas familias que, a pesar de hacer un esfuerzo significativo, ahora enfrentan la dificultad de cubrir estos gastos.
Con ello, las colegiaturas fueron las que reflejaron un mayor incremento, incluso mayor respecto al rubro educativo dentro de la inflación. Por ejemplo, las colegiaturas de guarderías y estancia infantiles, 6.03 por ciento; de primaria, incrementaron en un 6.85 por ciento; secundaria, 6.35 por ciento; preparatoria, 5.23 por ciento; y universidad, 6.37 por ciento.
Es decir, según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), cada hogar —o en este caso, por cada estudiante—, deberá desembolsar cerca de diez mil pesos considerando todos los gastos escolares para este nuevo ciclo escolar. Sin embargo, esta cifra es una estimación en promedio, cuyo monto puede disminuir o aumentar de acuerdo a la calidad y cantidad de útiles escolares que se adquieran o la escuela donde se esté inscrito el estudiante. Otras erogaciones que no están tan a la vista como las anteriormente mencionadas, pero que son de los rubros que más impacta significativamente el bolsillo de las familias durante —y por el resto de— las clases, es la cuestión del transporte y la alimentación.
Con el aumento en los precios de los combustibles, el costo de trasladarse a las escuelas se ha encarecido. Los padres que llevan a sus hijos a la escuela en automóvil ahora enfrentan gastos más altos en gasolina, mientras que quienes optan por el transporte público deben ajustar su presupuesto a las nuevas tarifas. En tanto, por el lado de la alimentación que, también representa un desafío, muchos padres optan por enviar a sus hijos con alimentos preparados desde casa para ahorrar, pero incluso estos costos han aumentado debido a la inflación en los precios de productos básicos. Mientras que, la opción de comprar alimentos en la cooperativa escolar o en establecimientos cercanos, también se ha encarecido, dejando a las familias con menos alternativas económicas y con más presiones en las finanzas del hogar.
Es por ello que, frente a estos desafíos, las familias mexicanas han tenido que buscar alternativas y estrategias para amortiguar el impacto de la inflación en el regreso a clases. Una de las estrategias más comunes es adelantar las compras escolares, aprovechando descuentos y promociones que algunas tiendas ofrecen antes del inicio oficial del ciclo escolar e incluso, a mitad del ciclo escolar; permitiendo a los padres y madres de familia planificar mejor sus gastos y evitar las alzas de precios que suelen ocurrir a última hora
Otra estrategia que ha cobrado relevancia es la reutilización de materiales escolares. En lugar de comprar todo nuevo, muchas familias optan por revisar lo que quedó del ciclo anterior y reutilizar aquellos artículos que todavía están en buen estado. Con ello, además de ser económica, promueve la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.
Por su parte, algunas escuelas también han comenzado a implementar programas de apoyo, ofreciendo descuentos o facilidades de pago para las colegiaturas, y fomentando la creación de bazares o intercambios de uniformes y útiles entre los mismos padres de familia.
Estas iniciativas ayudan a aliviar la carga económica y fortalecen el sentido de comunidad entre los miembros de la institución educativa. Siendo así, el regreso a clases en un contexto donde la inflación no claudica, se convierte en un reto significativo para las familias mexicanas.
Desde el aumento en los precios de los útiles escolares hasta las colegiaturas y los costos de transporte, la presión sobre el bolsillo es evidente. Sin embargo, la capacidad de adaptación y las estrategias que pudieran a llegar a implementar las familias, muestran su resiliencia frente a las adversidades económicas.
Por ello, es crucial que tanto las instituciones educativas como el gobierno, consideren medidas adicionales que puedan ayudar a mitigar estos impactos, garantizando así que la educación no se vea comprometida por las dificultades económicas.