CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Desde los tres años, el fútbol ha sido una constante en la vida de Jesús Alejandro Montelongo, marcado por el ejemplo de sus padres, ambos aficionados y practicantes del deporte.
Su padre jugaba en un equipo de El Mante, y actualmente es árbitro local, mientras que su madre, aún hoy, está involucrada en el fútbol, desde pequeño, los acompañaba a los partidos, y fue ahí, donde empezó a forjarse su pasión por el balón.
Hoy Jesús ha empezado a probar las mieles del fútbol de alto nivel, ya que está en las fuerzas básicas de León, equipo en el que ha destacado y ha crecido aún más como jugador y como persona.
Pero esto aún no es nada, el camino es muy largo y a sus 12 años tiene muchas cosas por vivir, pero por ahora es un claro ejemplo del trabajo sacrificio que hacen muchos por cumplir sus sueños.
El camino para Jesús comenzó hace ocho años aproximadamente, ya que la pasión que creció por acompañar a sus padres a sus partidos, lo orilló a pedirles que lo metieran a un equipo.
“Siempre desde que tuve memoria iba a patear el balón o mirar como jugaban ellos mis papás, me metí a la escuela de León con el profe Giovanni Treto, pero jugaba con jugadores más grandes, dos años más, no había de mi categoría, así jugué un año”, mencionó Jesús.
Tras un año en esa escuela, pasó a la Academia Lucas Ayala y ahí comenzaría la aventura de verdad, pues se tomó más en serio lo del tema de ser futbolista, pues miró la magia del ‘Bomboro’ Gignac, quien lo motivó a ‘Chuy’ a buscar ser igual que el francés.
“Ahí me empezó a gustar más el fútbol, tenía como tres años, me metieron a la Academia Lucas Ayala, me gustó todo esto, yo veía juegos en la televisión, mi mamá le iba a Tigres, entonces yo miraba como jugaba Gignac y quería ser como él, entonces ahí como que me nació aún más la pasión por el fútbol”, dijo.
Aunque comenzó como defensa central, fue en la contención donde realmente empezó a brillar, demostró en esa posición su habilidad y visión de juego.
Toros FC, fue el siguiente equipo, en el cual empezó a brillar aún más, participó en competencias estatales y nacionales, “estaba feliz porque era mi primera experiencia y fue bonito, tenía seis años y jugar el primer nacional fue muy especial aunque los resultados no se me dieron”, apuntó.
SU PASO A LEÓN
El talento de Jesús no pasó desapercibido desde sus primeros años en el fútbol infantil, tras destacar en diversas competiciones locales y demostrar su habilidad en cada oportunidad, pronto se abrió la puerta para que su carrera diera un salto. Lo que comenzó como un juego o sólo por jugar, pronto se transformó en un camino lleno de desafíos y crecimiento.
Su primer gran paso hacia el fútbol profesional llegó cuando fue invitado a participar en un torneo de filiales de León.
Ahí, frente a nuevos rivales y bajo la mirada de visores, Jesús no solo se adaptó, sino que sobresalió, por lo que atrajo la atención de entrenadores que vieron en él un potencial para integrarse a equipos más competitivos.
“Me invitó un profe de Tampico, fui a un torneo de filiales de León, afortunadamente me fue bien, jugamos contra el equipo que ellos tenían ya de visorias, metí gol y me invitaron a unas pruebas”, mencionó.
“Fui una semana, mis papás me apoyaron, me dejaron ir solo, estuve trabajando bien y después ya cuando nos seleccionaron escuchaba nombres y nombres, pero el mío no, pensé que no iba a quedar hasta que dijeron que estaba dentro, la verdad sí lloré”.
LOS PRIMEROS DESAFÍOS
El camino hacia el éxito no estuvo exento de dificultades para Jesús Montelongo ya que durante su primer mes de adaptación tras llegar a León, vivió experiencias de todo tipo.
“Extrañaba mucho a mis papás, había días en los que lloraba por estar lejos de ellos”, recuerda con sinceridad.
El ambiente desconocido y la exigencia del fútbol de formación en un equipo profesional fueron duros, pero Jesús supo encontrar la manera de seguir adelante. “Fue un mes difícil, pero me mantuve fuerte, siempre pensando en que todo esto era parte del sacrificio para alcanzar mi sueño”, comentó con determinación.
Pero nunca olvidará el primer cumpleaños qué pasó solo lejos de casa, “tocó en el mes de adaptación mi cumpleaños, yo lloré, me agüité mucho, pero pues mis compañeros me animaron, decían que así era esto”, agregó.
A pesar de las lágrimas y los momentos de duda, Jesús convirtió esas dificultades en su mayor motivación.
EMPEZÓ SIN JUGAR; SE GANÓ EL LUGAR
Jesús concentrado en el Gen-León, empezó a crecer y vivir sus primeras experiencias de gran nivel, pues compitió en el Torneo de Fuerzas Básicas Premier en el que estaban todos los equipos de la zona bajío y centro de México como Pachuca, Cruz Azul, Pumas, América, entre otros de primera división.
Pero al principio era poco el tiempo que tenía en cancha por lo que hacia que desesperara aún más, “la primera semana, íbamos a jugar contra America, era de vista y desafortunadamente no me convocaron y casi no estaba jugando, me sentía triste y el profe en el segundo torneo me empezó a dar más oportunidad y ahora estoy convocado a casi todos los partidos y siendo titular”, dijo.
A pesar de que no tuvo mucha actividad, llegó a la final del torneo y ganaron, “gracias a Dios me ha tocado jugar dos finales. En la primera final estaba muy nervioso porque era contra un rival fuerte, ya cuando se acabó el partido fui con mis papás los abracé y lloré de felicidad porque ganamos, la segunda final no fue lo que esperaba, pero fue un torneo en el que me tocó jugar más y pues pide disfrutar más”, mencionó.
AGRADECIDO CON SUS PADRES
Todo lo que ha vivido se lo agradece a sus padres, ya que sin ellos, él no hubiera vivido todo esto, además de que no estaría en el camino hacia su sueño.
“Me siento feliz por tenerlos, porqué ellos están haciendo un sacrificio igual que yo, dejan de comprarse cosas por darme todo a mi y a mi hermano. Quiero que todos los sacrificios que he hecho se vuelvan el sueño que yo quiero”, pronunció.
El estar lejos de ellos ha hecho que Jesús madurara a pesar de la edad, ya que allá también les inculcan los valores dentro y fuera de la cancha.
“Antes cuando mis papás me regañaban yo siempre les contestaba, ahora que me regañan mejor me quedo callado porqué pensándolo bien ellos hacen un sacrificio y no me regañan por regañar o decirme cosas, lo hacen por mi bien” expuso.
SUEÑA EN GRANDE
Desde pequeño, Jesús Montelongo ha tenido un objetivo claro: llegar a la Liga MX. Inspirado por su amor por el fútbol y el apoyo incondicional de su familia, ha recorrido un camino lleno de sacrificios y aprendizajes, por lo que asegura que sueño es jugar en la Liga Mx.
“Mi mayor ilusión es debutar en la Liga MX, y cada día trabajo con ese objetivo en mente. Quiero que cuando llegue ese momento, mi familia esté ahí para verlo”, puntualizó.
SU FAMILIA Y EL SACRIFICIO QUE HIZO
El apoyo de su familia ha sido crucial en cada paso de su camino. Para Jesús, su sueño no habría sido posible sin la dedicación y sacrificios que sus padres han hecho por él, algo que su papá recuerda con emoción.
“Fue un sueño que él siempre ha tenido. A mi esposa y a mí nos encanta el fútbol, y aunque fue difícil, sabíamos que esto era lo que él quería. Recuerdo cuando lo fuimos a dejar por primera vez; mi esposa lloró, y nosotros también sufrimos ese proceso. Él pasó momentos muy duros, incluso estuvo solo en su cumpleaños o durante el fallecimiento de dos familiares cercanos. Pero todo esto son sacrificios que, esperamos, algún día tendrán su recompensa”, expuso con la voz quebrada.
A lo largo del tiempo, su familia ha visto a Jesús madurar más allá de lo que imaginaron. “Nos han entregado un niño más maduro. Ahora valora más lo que hacemos, ya no es el niño de antes que hacía desorden. Ha aprendido a administrarse, a resolver sus problemas, y a mantener el enfoque tanto en lo deportivo como en lo académico. Nosotros lo vamos a apoyar hasta donde él quiera, porque su sueño es el nuestro también”, finalizó.
El sueño de Jesús Montelongo sigue más vivo que nunca. A sus 12 años, ha recorrido un camino lleno de desafíos, sacrificios y momentos de gran felicidad, todo con el objetivo de llegar a la Liga MX, inspirado por la dedicación de sus padres y el ejemplo de su ídolo André-Pierre Gignac, Jesús se ha mantenido firme, superando cada obstáculo con madurez y determinación.
Este joven futbolista es un claro ejemplo de cómo los sueños pueden empezar en una cancha pequeña, acompañando a los padres, y convertirse en un objetivo de vida.
Con el apoyo incondicional de su familia y una mentalidad ganadora, Jesús continúa trabajando día a día para alcanzar su mayor ilusión: debutar en el máximo circuito del fútbol mexicano. Sin duda, el futuro promete grandes cosas para este talentoso jugador, que no se detendrá hasta lograr su meta.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN