Una de las causas, entre muchas otras, por las que la oposición política en México se encuentra perdida y desdibujada ha sido rechazar sistemáticamente todas las propuestas y acciones del gobierno de AMLO, incluyendo aquellas que benefician y demanda la población.
Entre éstas, por ejemplo, las pensiones de adultos mayores, becas para estudiantes pobres y discapacitados.
En el afán de recuperar las posiciones políticas que perdieron con el arribo de López Obrador a palacio nacional, PRI, PAN y PRD se alejaron de la gente y optaron por anteponer los intereses personales y partidistas a las exigencias sociales.
Acción Nacional, además, olvidó sus raíces ideológicas católicas y cristianas, para acceder al poder. Avaló el fraude electoral y el modelo neoliberal que Salinas impuso al país para conseguir la primera gubernatura.
Luego respaldó a Zedillo para que este, en respuesta a una exigencia de Washington, llevara a Fox a la presidencia y más tarde este a Felipe Calderón. Lamentablemente, las componendas entre ambos con el PRI causaron un deterioro ideológico y la decepción que estos desatinos provocaron en la sociedad les hicieron perder adeptos y fuerza entre los votantes.
Todo ello, producto de la falta de liderazgo, mediocridad e ineptitud de personajes como Alito Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano.
No obstante que sabían que por estos motivos perdieron casi todo en el sexenio obradorista y que la mayoría de los electores rechazaban la coalición entre agrupaciones ideológicamente incompatibles, la mantuvieron y encima eligieron candidata presidencial a una persona impreparada y sin idea política, pensando, quizá, que, igual que Peña Nieto, con la mercadotecnia electoral y ponerle un huipil sería suficiente para sacar a Morena del gobierno de la República
Se equivocaron y ahí están las consecuencias: sumidos en una crisis que les resultará difícil superar, mucho menos abanderando movimientos perdidos, como la defensa del poder judicial, que, como el PRI, es sinónimo de corrupción, entre otros males, que le seguirá restando seguidores.
Los desaciertos han sido tan graves que, si el PAN no reacciona y vuelve a sus orígenes cristianos, vendrá un nuevo partido de centro derecha para adueñarse de las banderas políticas que, por ambición, el albiazul tiró al cesto de la basura.
Como ha ocurrido al Revolucionario institucional y al Partido del Sol Azteca con la 4T, partido de centro izquierda, que les arrebató los ideales revolucionarios de 1910 y se ha convertido en una alternativa viable contra el neoliberalismo impulsado desde los Estados Unidos.