Cuando eran mayoría en 2014, el PRI-PAN-PRD muratista-chuchista, con la bendición del salinista José Woldenberg, aplastaron sin piedad a la minoría lopezobradorista opositora para imponer las reformas del Pacto por México. El presidente de la mesa directiva que operó con eficacia albañilera la aplanadora oficialista fue nada menos que el diputado panista Ricardo Anaya Cortés, entonces disfrutando su apodo de “niño maravilla”, hoy senador.
Diez años después, en 2024, la alianza Morena-PT-Partido Verde construyó una dura bancada mayoritaria y aplastó con dureza y rudeza a la minoría PAN-PRI-MC-perredistas para comenzar la aprobación en batería de casi 20 reformas constitucionales que estarán reorganizando el funcionamiento del sistema político.
En 2014, fuera de la sala de sesiones del Palacio legislativo, el opositor Andrés Manuel López Obrador reclamaba a la mayoría que se pusiera del lado de la historia y no aprobara las reformas de la segunda contrarrevolución neoliberal. En 2024, el PAN y el PRI rogaron a sus seguidores que no traicionarán al voto opositor y conminaban a la mayoría morenista a colocarse del lado bueno de la historia y no aprobar, por principio de cuentas, la reforma judicial y en los próximos días las otras reformas constitucionales pendientes.
Con una votación presidencial de 38%, de una bancada legislativa priista de 42.4%, el presidente Peña Nieto construyó en 2014 una imponente mayoría calificada de casi 80% porque se agregaron los votos del PAN, del PRD descardenizado y deslopezobradorizado y del Partido Verde. El PRI peñista logró las reformas neoliberales de privatización eléctrica y energética, a cambio de cederle al PAN la dirección del nuevo Instituto Nacional Electoral, ya con Lorenzo Córdova Vianello –asesor en 1994 del entonces consejero presidente del IFE, José Woldenberg–, marcando un sello de continuidad del organismo electoral que había sido creado por el presidente Carlos Salinas de Gortari para mantener el control de votaciones en una alianza PRI-PAN-intelectuales del grupo (A) Nexos de Héctor Aguilar Camín.
El PRI y el PAN marcharon de la mano en la construcción de mayorías calificadas: José López Portillo impuso la mano del autoritarismo para que los priistas votarán a favor de la expropiación de la banca, pero su sucesor Miguel de la Madrid y el sucesor de éste, Carlos Salinas de Gortari, pactaron con el panismo la mayoría calificada para privatizar la banca en dos tiempos; y esa misma alianza PRI-PAN operó en 1998 para crear el Fobaproa como un mecanismo gubernamental que salvara a los bancos de la quiebra por la arbitrariedad en la concesión de créditos, pero a costa de los usuarios de créditos que perdieron ahorros, casas y coches.
Salinas de Gortari, en su proyecto neoliberal, tuvo un pacto secreto con el PAN de Luis H Álvarez en 1988 para que el partido blanquiazul aceptar a la “legitimación secundaria” legislativa de la Presidencia salinista, porque la primaria no alcanzaba la transparencia de los votos por el fraude electoral manejado por el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz.
En este contexto, Salinas pactó en secreto con el PAN de Alvarez las reformas que borraban de la Constitución los artículos sociales que representaban el proyecto nacional de la Revolución Mexicana y que formaban parte de la definición ideológica del PRI: la educación pública, la exclusividad petrolera, el ejido cardenista, la rectoría del Estado y el no reconocimiento jurídico de la Iglesia que había combatido a la Revolución Mexicana y a la Constitución.
Estas historias enmarcan un poco lo ocurrido en las últimas semanas y en las que vendrán para explicar que el péndulo legislativo de mayorías articuladas no representa el fin de la historia, sino que hoy el PAN y el PRI son atropellados por el bloque morenista que hoy tiene la mayoría calificada en las dos cámaras y antes, como perredismo minoritario, había sido humillado por la arrogancia de la alianza PRI-PAN- PRD.
En 1994, el gobierno entrante de Zedillo carecía de la fuerza electoral para modificar la Constitución –48 7% de voto presidencial, el más bajo en la historia– y sin mayoría absoluta, pero su alianza con el PAN logró la mayoría calificada: 300 diputados del PRI y 119 del PAN, para sumar el 83.8% de votos en la Cámara de Diputados, y con ese pacto conservador pudo introducir una reforma al Poder Judicial que cesó a los 26 ministros de la Corte y nombró a 11 nuevos togados.
Las mayorías legislativas son de coyuntura y se logran con pactos con el Diablo.
-0-
Política para dummies: la política es la búsqueda de un bloque de poder a cualquier precio.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.
Por Carlos Ramírez
carlosramirezh@elindependiente.com.mx
http://elindependiente.com.mx
@carlosramirezh