Han transcurrido ya más de dos siglos y trece años de haberse proclamado la lucha independentista que permitió al pueblo mexicano sacudirse el yugo opresivo de los españoles para construir una República, pero todavía no se concreta el objetivo superior que permita a México destacar en el concierto continental e internacional como un país verdaderamente libre y soberano.
La tarea, de ningún modo, es sencilla, dada la hegemonía que ejercen los países cuyas economías imponen y marcan el crecimiento y desarrollo de manera planetaria, subordinando a las naciones menos desarrolladas y con altos índices de pobreza
En el contexto de la globalización y dada la cercanía de México con la Unión Americana, el concepto de independencia pasa a ser un asunto que nos remite a la historia y los héroes –solamente eso, en estricto apego a la verdad–, aunque persiste la legítima aspiración de todos los mexicanos de sobresalir y dejar de ser un país del tercer mundo.
En el plano internacional, el término de moda es interdependencia.
Y esta misma expresión, determina las múltiples y variadas relaciones establecidas de manera necesaria con los vecinos cercanos y/o lejanos en aras de una conveniencia mutua, aunque a México siempre le toque la peor parte.
También existe una serie de mecanismos e instituciones que se han consolidado en la nueva era de la globalización y están al servicio de las naciones ricas.
Por ejemplo, el Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estos organismos siempre marcan la pauta a seguir. Y son el brazo diplomático de la fuerza imperial.
Subordinación forzada
México no obstante haber diversificado sus relaciones con las naciones del orbe a lo largo de su historia, sigue moviéndose en la órbita estadunidense.
Su condición de país subordinado propicia que los ‘americanos’ insistan en apropiarse de nuestros recursos naturales, merced a su voracidad, a la vez que incrementan su influencia sobre diversas áreas de la economía nacional.
No se puede negar que el mexicano es un pueblo dependiente de los vecinos del norte en tecnología, inversión y comercio.
De igual manera, estamos subordinados en lo que respecta a las importaciones de nuestros productos primarios, pues allende el río Bravo se determina cuándo y cómo vendernos insumos.
Esto demuestra que la balanza comercial es a favor, en mucho, de los gringos, aun cuando el Gobierno Federal festeje la renegociación del tratado bilateral, que sobre las rodillas hicieron sus funcionarios.
Lo peor del caso es que la usura internacional y algunos políticos de la Unión Americana ya exhibieron la tentación de querer intervenir en asuntos de política interna –como es el asunto de la reforma judicial, además de participar en el reparto del petróleo y/o sus dividendos, con el pretexto de la defensa de sus intereses, arrogándose así la facultad de ser árbitros de la democracia y la libertad en cualquier parte del mundo.
Es algo que no toleramos los mexicanos, pese a las innegables diferencias que existen entre las fuerzas políticas que se mueven al interior del país y en más de una ocasión han amenazado la estabilidad social y política, pese al profundo daño que hacen a México con sus constantes escaramuzas.
Conjuntamente y en lo particular, coincidimos en defender lo que generaciones anteriores nos legaron para darle sentido al vocablo Independencia.
Es decir, con todo y los tropiezos que tenemos y las evidentes carencias que impiden un justo desarrollo a nivel nacional, al momento en que se percibe en riesgo la soberanía, la paz y la libertad, las diferencias internas se atenúan y se antepone el interés superior de México.
Tampoco se puede soslayar el hecho de que en casa tenemos fuerzas retrógradas que trabajan denodadamente para entregar la plaza a intereses externos.
Afortunadamente son una minoría de apátridas que no han podido contaminar a la gran mayoría de los mexicanos.
Breviario cultural
En este mes patrio –como se le llama a septiembre–, se conmemoran (hoy día 13) la defensa que los Niños Héroes hicieron del Castillo de Chapultepec en 1847 durante la guerra entre México y los Estados Unidos; el día 15 el Grito de Dolores, que (en 1810) don Miguel Hidalgo y Costilla dio para iniciar el movimiento de Independencia contra la monarquía española; y la consumación de esa lucha libertaria (1821), el día 27.
Y es conveniente que quienes organizan el festejo conmemorativo precisen públicamente que refieren sólo el inicio de la gesta heroica –la que en realidad dio comienzo el 16 de septiembre por la mañana–, pues de otra forma se estaría confundiendo a nuestros niños y jóvenes.
Recurro a esta acotación sin más afán que dejar asentadas algunas fechas que por desconocimiento histórico, omisión o deliberadamente, no consideran quienes al frente están de los comités organizadores.
En fin… ningún daño les hace hojear de vez en cuando alguno de los textos que sobre la historia de México han escrito autores que jamás fincaron su pasado, presente y futuro, en la administración pública de los tres órdenes gubernamentales.
Por Juan Sánchez Mendoza
Correo: jusam_gg@hotmail.com