En los últimos días de su administración, el Presidente López Obrador seguirá mostrando con hechos la importancia que le dio a Tamaulipas en la parte final de su gobierno.
Andrés Manuel comenzó a visitar Tamaulipas con más frecuencia a partir de la llegada al poder de Américo Villarreal Anaya, con quien la relación personal es cercana y de ahí se derivó un trato institucional que ha favorecido a la entidad.
En su última semana en el cargo, el mandatario visitará el estado para encabezar rendir homenaje a Catarino Erasmo Garza Rodríguez, un revolucionario y periodista tamaulipeco cuyo legado ha sido olvidado durante décadas.
La develación de su escultura en Matamoros es más que un acto protocolario, pues se trata de un recordatorio del apoyo constante que López Obrador ha brindado a Tamaulipas y su gente.
Desde el inicio de su administración, López Obrador mostró un compromiso especial con Tamaulipas, reconociendo su potencial y la necesidad de cambiar la narrativa de décadas de malos gobiernos.
Por ejemplo, apenas una semana después de que Américo asumió el cargo, presentó el Plan de Apoyo a Tamaulipas, un proyecto integral que reflejó su visión de un estado que lucha por un futuro mejor.
También materializó importantes proyectos de infraestructura, como la aprobación de nuevos puentes fronterizos en colaboración con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Su visita de esta semana a Tamaulipas es para cumplir con un compromiso que hizo para rendir homenaje a Catarino Garza y es un recordatorio del lugar especial que el estado ocupa en el corazón de López Obrador.
Lo que esta administración ha dejado en Tamaulipas es evidente: seguridad, oportunidades económicas y un reconocimiento constante al valor y la determinación de los tamaulipecos.
Además, en esta visita se tendrá la presencia de la presidenta electa Claudia Sheinbaum y altos miembros del gabinete, lo cual es un testimonio de la importancia histórica de este evento y del compromiso de seguir avanzando por Tamaulipas
Volviendo al tema de los beneficios que recibió Tamaulipas durante el gobierno de Andrés Manuel, hay que recordar que la presentación del Plan de Apoyo se hizo nueve días después de que Américo se convirtiera en gobernador y fue una manera clara, contundente, de demostrar el compromiso del Presidente con la entidad.
A esto se agrega la confianza depositada en Américo por Andrés Manuel, quien reconoció el triunfo del morenista a pesar de haber enfrentado un fuerte embate político de sus adversarios, terminando así con un ciclo político que estuvo marcado por una dura confrontación con el gobierno federal.
En ese momento, López Obrador llegó a Tamaulipas y aseguró que el pueblo había demostrado ser un ejemplo de democracia, anunciando que regresaría con todo su gabinete para reforzar el apoyo a la nueva administración.
Y bueno, a partir de entonces las visitas presidenciales se sucedieron con frecuencia y en cada una de ellas, Andrés Manuel hizo un reconocimiento a la honestidad y compromiso de Américo para encabezar un gobierno transparente, humanista y que marcara una diferencia respecto al pasado, particularmente la respuesta a las inquietudes y necesidades de la gente.
Una manera en la que el Presidente siempre elogió a los ciudadanos de Tamaulipas durante los últimos dos años, fue recordando que el triunfo de Américo representó la ruptura con el pasado y la elección de un mandatario estatal a quien ha descrito como “un hombre recto, íntegro, trabajador, humano y honesto”, asegurando que era lo mejor que le había pasado a Tamaulipas.
Y así, con ese contexto, el Presidente hará esta semana su última visita al estado, en una despedida que reforzará la percepción de su cercanía con Tamaulipas y de los beneficios que durante su mandato recibió la entidad.
EL NUEVO RUMBO DE MORENA
En previsión de los movimientos políticos que se concretarán a partir del 1 de octubre, en Morena decidieron acelerar el proceso sucesorio y se confirmó lo que se había venido anunciando claramente.
A puerta cerrada y a mano alzada de los consejeros nacionales, Luisa María Alcalde, fue elegida como nueva presidenta del partido.
A tono con la tendencia que muestra el empoderamiento mayor de las mujeres, tendrá el encargo de dirigir el partido fundado por López Obrador en esta etapa y en la secretaría general la acompañará otra mujer.
Sin embargo, en la secretaría de Organización, una posición aparentemente tercera en importancia, radicará realmente un enorme poder de decisión y la definición del rumbo que tendrá el partido en los siguientes seis años.
Ahí fue colocado Andrés Manuel López Beltrán, a quien sus amigos conocen como “Andy”. Otros, le dicen simplemente “junior”. Es uno de los hijos del Presidente saliente y por obvias razones, el mensaje es directo para todos.
La formalización de este relevo se trata, principalmente, de profundizar la institucionalización del movimiento amorfo que impulsó al compañero Andrés Manuel hacia la Presidencia, después de dos intentos frustrados.
En el nuevo rumbo de Morena se planea sentar las bases para ir dando forma a un partido institucionalizado, con una visión de largo plazo y con la idea de que sea el instrumento político para mantener durante mucho tiempo -décadas-, el movimiento fundado por López Obrador.
Haber colocado en esa posición estratégica -le tocará entre otras cosas designar o aprobar candidaturas-, le permitirá al junior del Presidente concentrar un enorme poder, porque también manejará las estructuras territoriales y las corporativas que se vayan agregando al partido.
Inclusive, hace días el senador Félix Salgado Macedonio tuvo la ocurrencia de decir que “Andy” sería una buena propuesta para ser candidato presidencial de Morena en 2030.
Juzgue usted cuánto poder va a tener el junior de Andrés Manuel y por supuesto, cómo lo va a ayudar su papá para hacer una carrera en posiciones de alto nivel en el gobierno después del sexenio que todavía no empieza.
Ya con esta nueva dirigencia y con Luisa María Alcalde dirigiendo nominalmente el partido, es de esperar que se convierta gradualmente en un verdadero instituto político que deje de depender de la imagen personal y del culto que se le sigue rindiendo al compañero Andrés Manuel. Sí, al papá, no al junior.
Por. Tomás Briones