CIUDAD VICTORIA, TAM.- Entre grietas, maleza, bardas grafiteadas y una infraestructura obsoleta, cientos de familias que habitan en los complejos habitacionales de Infonavit Tamatan y el Fraccionamiento Las Flores, enfrentan una preocupante situación de abandono.
Los residentes exigen a las autoridades locales una intervención urgente para mejorar las condiciones en las que viven, señalan que además del deterioro estético, los problemas estructurales amenazan su seguridad.
Un recorrido por la zona revela la gravedad de la situación. Las instalaciones, que en su momento ofrecían un espacio digno para vivir, hoy muestran claros signos de abandono.
Los vecinos han sido testigos de cómo, con el paso de los años, las áreas comunes y los edificios han sufrido un deterioro progresivo, convirtiéndose en un ambiente hostil donde la maleza cubre grandes áreas y la basura crese entre los pasillos e incluso hay autos abandonados junto a las viviendas.
Mantenimiento insuficiente
Aunque cada edificio cuenta con tinacos, la mayoría de las cisternas han dejado de funcionar debido a la falta de mantenimiento. Algunos residentes tomaron medidas por cuenta propia, cooperando entre vecinos para contratar técnicos que realicen reparaciones.
Para muchas familias, la solución temporal depende de este esfuerzo comunitario. Sin embargo, la mayoría de las cisternas continúan inoperantes, lo cual afecta a quienes no pueden costear las reparaciones privadas, lo que agrava la precariedad en que viven.
Maleza y basura invaden el entorno
Caminar por las áreas comunes de estos complejos es encontrarse con montones de basura en cada esquina, desde ramas de árboles hasta cajas de juguetes y botellas vacías. Las áreas que antes estaban delimitadas por mallas metálicas hoy están cubiertas por hierba crecida, que ha ocupado los espacios que separaban los edificios.
«Antes, había mallas entre los edificios, pero ahora es pura hierba seca», comenta un vecino. Esta falta de mantenimiento en las áreas comunes no solo contribuye a un ambiente de abandono, sino que también genera problemas de higiene y seguridad para las familias que viven allí.
Banquetas agrietadas y grafitis en cada esquina
Otro de los problemas evidentes es el estado de las banquetas y las calles internas. Muchas de las aceras han desaparecido debido a las grietas profundas que se han formado con el tiempo. Los trozos de cemento roto se han esparcido, dejando el suelo cubierto de tierra y piedras. Este deterioro afecta la movilidad dentro del fraccionamiento, en especial para personas mayores y niños, quienes deben sortear estos obstáculos diariamente.
El paisaje de estos complejos habitacionales también está marcado por grafitis que cubren las paredes de los edificios. Lejos de ser expresiones artísticas, se trata de firmas y símbolos sin sentido que, según los vecinos, son obra de jóvenes que viven en colonias cercanas. «Ellos vienen por las madrugadas a pintar, pero no hemos podido hacer nada para detenerlos», relata Doña Karla, una residente preocupada por la creciente inseguridad.
Preocupaciones por la seguridad estructural
A pesar de todos estos problemas, el mayor temor de los vecinos es el estado estructural de las viviendas. Muchas de las paredes exteriores presentan grietas profundas, algunas tan grandes que han comenzado a desprenderse fragmentos de concreto. Los residentes temen que las fallas puedan derivar en accidentes mayores, afectando la integridad de los edificios.
«Mucha gente piensa que necesitamos una ‘manita de gato’ para mejorar la imagen, pero lo más grave es que las paredes se están cayendo», comenta un habitante, preocupado por el riesgo que esto supone para su familia. La falta de mantenimiento adecuado a lo largo de los años ha dejado las estructuras en una situación crítica, lo que exige una intervención mayor para garantizar la seguridad de quienes allí residen.
Un llamado a las autoridades
Los residentes de Infonavit Tamatan y Fraccionamiento Las Flores han solicitado en varias ocasiones a las autoridades que tomen medidas para mejorar las condiciones de sus viviendas, pero hasta el momento no han recibido una respuesta contundente. El deterioro sigue avanzando y, con él, el miedo de las familias que cada día viven en condiciones más precarias.
Lo que los vecinos reclaman no es solo una mejora estética, sino un plan integral de mantenimiento que permita restaurar tanto las áreas comunes como las infraestructuras básicas de los complejos. El deterioro acumulado y la falta de atención han transformado lo que alguna vez fue un hogar digno en un lugar donde la inseguridad y el riesgo son parte de la vida diaria.
Los habitantes esperan que, con este llamado, las autoridades finalmente actúen para brindarles una solución que garantice una mejor calidad de vida, tanto por razones de seguridad como de salubridad, en estos módulos habitacionales que han quedado en el olvido.
Por Raúl López García