Ciudad Victoria se caracteriza por ser una de las ciudades de Tamaulipas en las qué hay escuelas de formación y muy buenas, aquí han salido infinidad de jugadores que debutaron en primera división, unos llegaron al Ascenso Mx, uno aún están en el camino para llegar a consolidarse o debutar.
Son muchos nombres como Alan y Armando Pulido, ‘Gullit’ Peña, Juan Cantú, Pablo Saldivar, Raúl Castillo, Iván Pineda, Brian Martínez, Alán Aguilar, Heber Velázquez, Alexis Villarreal, por mencionar a algunos de la ‘era moderna’ que han debutado en las principales divisiones del fútbol mexicano, algunos de ellos en el mismo Correcaminos.
La capital tamaulipeca ha demostrado ser una mina de oro en cuanto a talento futbolístico se refiere, pero un fenómeno reciente amenaza con debilitar el proceso formativo de estas promesas.
En lugar de priorizar la formación y los entrenamientos, muchos niños están siendo saturados de torneos. Lo que antes era una oportunidad única en Copa UAT, hoy se ha convertido en una sobrecarga con múltiples competiciones. Los niños juegan para varios equipos al mismo tiempo, lo que ha llevado a un desbalance entre entrenamientos y partidos, afectando su desarrollo y disfrute del deporte.
El exceso de torneos ha generado que muchos pequeños pierdan la pasión por los colores de sus equipos, al representar a más de uno simultáneamente.
Además, la motivación económica ha comenzado a interferir, con algunos entrenadores tentados a sobreexplotar a jugadores jóvenes en beneficio de ganar campeonatos o lucrar con la participación de los niños en más competencias.
La verdadera esencia del fútbol infantil, que radica en la formación, corre el riesgo de desvirtuarse. A las edades de 3 a 12 años, los entrenamientos deberían ser la base de su crecimiento, pero el exceso de partidos está restando tiempo a esa formación esencial. La saturación de partidos no solo afecta su progreso, sino también su disfrute del juego.
Es fundamental que padres y entrenadores recapaciten, buscando un equilibrio entre partidos y entrenamientos. La participación en uno o dos torneos es ideal, pero cuando se exceden a tres o cuatro, con diferentes equipos, se cae en un error que puede estancar el crecimiento futbolístico de los niños.
El futuro de los jóvenes futbolistas depende de este balance. Si no se corrige el rumbo, podríamos estar presenciando el principio del fin de la verdadera formación en el fútbol de Ciudad Victoria.
El fútbol formativo no debe perder su esencia. El verdadero objetivo es formar jugadores completos, no solo en el aspecto técnico, sino también en el humano. Es imperativo que padres, entrenadores y ligas trabajen juntos para garantizar que nuestros niños no se conviertan en ‘talacha’ futbolística a esta edad, sino en niños que disfruten, aprendan y se desarrollen correctamente.
Sin un equilibrio adecuado entre formación y competencia, estaremos construyendo un camino que los aleje de cumplir sus sueños. El futuro del fútbol victorense está en juego, y depende de todos preservar su esencia, ¿o usted qué opina? seguiremos analizando este tema y nos leemos en una próxima entrega con más información y temas interesantes del deporte local.
POR DANIEL VÁZQUEZ