Las últimas actividades del gobernador han servido para confirmar lo que ya se vislumbraba desde que se conocieron los resultados del 2 de junio: Tamaulipas vive una nueva etapa política.
En ella, Américo Villarreal Anaya asumió la calidad de incuestionable líder político de la 4T en el estado.
En muchos sentidos, sus eventos del domingo y el lunes representan un parteaguas de su administración, acaso un relanzamiento de su gobierno, ahora con todos los hilos del poder en la mano.
El mensaje que emitió como parte de las memorias de los dos primeros años de transformación en Tamaulipas, fue muy contundente.
Recordó las condiciones políticas que prevalecían antes de la elección del 2022 para reiterar que el estado no debe volver a esos tiempos, en los que las instituciones públicas se utilizaban para perseguir a adversarios, y servir solo a los intereses de un grupo.
Comprometido con la defensa del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador y de la presidenta Claudia Sheinbaum, hizo un llamado a los 43 alcaldes sin importar su partido político: en Tamaulipas las formas ya cambiaron, y más allá de sus filias y fobias, deben comprometerse a ofrecer resultados a sus comunidades.
Fue un mensaje similar al que les externó ayer, en Palacio de Gobierno, donde todos los ediles participaron en una reunión de trabajo en la que también estuvieron los integrantes del Gabinete estatal.
Sobre la mesa la invitación -otra vez, sin distingos partidistas- para colaborar en coordinación, pero también el exhorto a dejar de lado los pretextos y ponerse a trabajar.
Ya en el segundo tercio de su administración, y con la tranquilidad de tener alineados todos los ejes del poder, Américo Villarreal Anaya puede a la par de sus responsabilidades como gobernador constitucional del estado, desplegar un plan político para garantizar que hacia la segunda mitad del sexenio, la Cuarta Transformación goce de cabal salud con el 2028 ya en la mira.
El diputado online
La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación finalmente dio su anuencia para que Ismael García Cabeza de Vaca se convierta formalmente en diputado local, sin necesidad de acudir al Pleno -como todos sus compañeros- para rendir protesta.
Con ello, el ex senador obtuvo el ansiado fuero y el cargo al que accedió por la vía plurinominal.
Es de suponer que los magistrados de la Sala Monterrey actuaron de buena fe, considerando los comprobantes médicos que presentó el panista para demostrar que tiene Covid-19.
El problema es que con ello, se pudiera estar sentando un precedente peligroso.
Estaríamos ante la unción del primer diputado local de Tamaulipas que pudiera legislar -participar en las sesiones y todas las actividades que conlleve su cargo- sin pisar ni una vez el territorio estatal.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES