El 10 de diciembre de 2023, Javier Milei asumió la presidencia de Argentina en un contexto económico sumamente desafiante. La inflación alcanzaba un 211% interanual, el déficit fiscal promedio se situaba en el 4,03% del PIB, y la brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas superaba el 170%. Además, el riesgo país estaba por encima de los 2.000 puntos, mientras que el índice de pobreza alcanzaba un 46,7% y la tasa de desempleo era del 7%.
Estos indicadores reflejaban el impacto de políticas económicas basadas en un gasto público insostenible, que, como el mismo Milei afirmó, responden a una lógica de “pensar primero cuánto gastar y después ver cómo conseguirlo”. Según el economista Javier García Cicco, en su informe “Sobre la persistente inflación en la Argentina”, la inflación es un fenómeno monetario y fiscal, cuyo origen reside en el exceso de emisión de dinero para financiar el gasto público, disminuyendo así el valor de la moneda.
Durante su primer año de gestión, el gobierno de Milei implementó dos medidas clave para abordar estos problemas: una reducción drástica del gasto público y un esquema “crawling peg” para estabilizar el tipo de cambio.
La reducción del gasto incluyó el despido de aproximadamente 24.000 empleados estatales, generando un ahorro cercano a los 20.000 millones de dólares.
Por su parte, el esquema de “crawling peg” permitió ajustar gradualmente el valor del peso frente al dólar de manera controlada y predecible, estabilizando el mercado cambiario. Estas políticas dieron resultados significativos. Según el Ministerio de Economía argentino, el Sector Público Nacional acumuló en los primeros once meses de 2024 un superávit financiero equivalente al 0,6% del PIB, con un superávit primario de aproximadamente 2,1% del PIB. Además, la brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas se redujo aun 5%, mientras que la inflación mensual cayó al 2,4% en noviembre, la tasa más baja en años recientes.
Por otra parte, la pobreza disminuyó al 38,9% en el último trimestre, atribuida principalmente a la baja inflación y al equilibrio fiscal. Asimismo, el riesgo país se redujo drásticamente, de más de 2.000 a 710 puntos, disminuyendo los costos de financiación de la deuda argentina y liberando recursos para otras prioridades.
A pesar de estos avances, las propuestas más controvertidas de Milei, como el cierre del Banco Central y la dolarización de la economía, generan debate sobre su viabilidad y sus consecuencias. El cierre del Banco Central implica renunciar a una herramienta clave para controlar la inflación y garantizar la estabilidad macroeconómica. Un ejemplo exitoso de un banco central eficiente es el Banco de México, que ha logrado preservar el valor de la moneda y contribuir al desarrollo financiero del país. Sin esta institución, Argentina dependería exclusivamente de políticas fiscales para gestionar su economía.
La dolarización, por otro lado, puede ser una solución extrema para estabilizar la economía y restaurar la confianza, pero también tiene limitaciones. Al dolarizarse, un país pierde la capacidad de devaluar su moneda para enfrentar crisis económicas o mejorar su competitividad. Esto lo hace dependiente de medidas fiscales y ajustes en precios y salarios, que suelen ser más atentos y socialmente costosos. Además, la política monetaria de Estados Unidos afectaría directamente a la economía argentina, sin posibilidad de adaptarse a las condiciones locales. Ejemplos como Panamá, Ecuador y El Salvador muestran resultados mixtos: mientras que Panamá ha logrado combinar la dolarización con un sector financiero sólido, Ecuador y El Salvador enfrentan retos debido a su baja competitividad y dependencia de las remesas.
Otro desafío importante para Milei es su relación con el Congreso, dominado por una mayoría peronista. Aunque durante su campaña electoral utilizó un discurso confrontativo, Milei debe adoptar un enfoque negociador para lograr la aprobación de sus proyectos. Una gobernabilidad efectiva requerirá ceder en algunos puntos y buscar consensos, ya que la cooperación entre el Ejecutivo y el Legislativo es esencial para implementar reformas sostenibles.
En conclusión, el primer año de Javier Milei al frente del gobierno argentino ha logrado avances significativos en el control de la inflación, la reducción del déficit fiscal y la estabilización del mercado cambiario. Sin embargo, los desafíos estructurales de la economía argentina y las propuestas más radicales de su administración generan incertidumbre sobre el futuro. El éxito de Milei dependerá de su capacidad para combinar ajustes económicos con medidas que promuevan el crecimiento, así como de su habilidad para construir consensos en un entorno político fragmentado.
Por. Francisco de Asís