La presencia de arte rupestre prehispánico contribuye al conocimiento histórico de las poco exploradas dinámicas culturales del pasado de nuestro estado y su entorno geográfico.
Hoy nos sujetamos a fronteras y divisiones que nosotros mismos hemos creado como el contorno de los estados sea Tamaulipas, San Luis Potosí o Nuevo León en la antigüedad este territorio se movió acorde a otras dinámicas de los asentamientos y movimientos de la población indígena.
Es por esto que la metodología de investigación debe ser a través de una metodología que entrelace información arqueológica, etnohistórica, etnográfica, fuentes documentales, además del uso de sistemas de información geográfica y registros 3D, se propone una comprensión interpretativa desde el paradigma de las arqueologías posthumanas, donde el arte rupestre bajo estudio habría sido una práctica expresada entre los años 9,000 a. C. a 1,750 d.C., resultado de esfuerzos enfocados en el establecimiento de relaciones sociales entre lo humano y un territorio ritual y sagrado, vital y vibrante, con agencia y sello propias. Así, este territorio habría sido comprendido en tiempos prehispánicos como un ensamblaje de poderosas entidades no humanas incluso chamanicas capaces de actuar y afectar todas las dimensiones de la vida humana y el orden del universo.
En el chamanismo, al chamán se le da la capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva de esta según su religión y responden a una especie de lógica causal. Esto se puede expresar finalmente, por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y ancestros, y de presentar habilidades adivinatorias. Es el término usado para indicar a este tipo de persona, presente principalmente en las sociedades cazadoras y recolectoras.
Mucho de estas bases para su estudio lo realice en mis tesis de Maestría en Historia del Noreste sobre esta fiesta que se asume en casi toda la región del peyote y más allá de costa a costa y desde los apaches hasta los nahuas Texas, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí y desde Norteamérica hasta el centro de la Cuenca de México fue el mitote un hecho social que llevo a la representacion rupestre de muchos hechos como sucede en la mayoría del arte rupestre en Tamaulipas desde la Sierra de San Carlos a la Madre Oriental y Sierra de Tamaulipas y como se dijo desde la prehistoria hasta los contactos en este territorio con la llegada de las huestes españolas y la implantación de sus pueblos y reinos.
A diferencia del resto del país, el arte rupestre en Tamaulipas representa un caso de interés para la Investigación arqueológica nacional puesto que ha permanecido en el olvido, a pesar de que se conoce desde el siglo pasado en algún momento.
Su existencia en contextos académicos al menos desde hace unos 15 años se realizó un Congreso y publicación buscando interés desafortunadamente ni aun de ubicar representaciones prehistóricas como manos al negativo o la representación rupestre de un mamut cerca de las minas de mármol en San Carlos que bien podrían renovar el discurso arqueológico de la prehistoria o sitios como Santa Olaya en Burgos Tamaulipas ya más tardíos o la gran cantidad de jinetes a caballo incluso mulas.
La presencia de sitios rupestres en más de 20 municipios y de haber hecho mucha difusión sobre este importante patrimonio cultural no hubo respuesta ni siquiera ese gran esfuerzo por lo que es fundamental pues este patrimonio se destruye por su falta de cuidado y por efectos naturales siendo información que ya no tendremos a la mano.
Desde las arqueologías antropocéntricas, el arte rupestre suele ser visto como un fenómeno exclusivamente humano, polisémico y representacional, o simbólico, aunque con múltiples posibilidades de función. Pero el componente que nos interesa es la forma en que la arqueología del arte rupestre ha vinculado este fenómeno con el espacio, el paisaje y el territorio. El entorno circundante del arte rupestre, así como las estructuras geológicas que le contienen, han pasado de ser entendidas desde meros soportes estéticos, hasta espacios de relevancia simbólica, que consolidaron el entramado mitológico, sagrado y ritual de las creencias de los pueblos del mundo antiguo. A lo anterior se han sumado innovaciones técnicas de documentación y registro, así como la implementación de estudios arqueométricos multidisciplinarios, que han permitido la comprensión de composiciones fisicoquímicas del arte rupestre, permitiendo realizar fechamientos directos (e. g. Mondragón et al., 2019). Sin embargo, la tendencia de los esfuerzos parte de ontologías antropocéntricas.
El arte rupestre adquiere otros matices al partir su estudio de ontologías relacionales, postantropocéntricas y posthumanas, que aceptan la vibración de la materia y el realismo agencial de las cosas, así como la diferencia, en tanto proceso de devenir. Aunado a esto, en la arqueología mexicana considerar la información etnográfica, etnohistórica y documental de las sociedades tradicionales no occidentales, ha permitido ir más allá de lecturas representacionales comenta Chessil Dohvehnain para San Luis Potosí pero para Tamaulipas cuando, será cuando ya haya desaparecido este importante patrimonio cultural que no queremos valorar.
Arqueólogo Francisco Mendoza Pérez 834 133 5858 mendozapaco685@gmail.com