2 junio, 2025

2 junio, 2025

La criminal costumbre del poder

EL FARO/FRANCISCO DE ASÍS

El gran Luis Spota retrató en seis libros, denominados «La costumbre del poder», la forma en que operaba el sistema de reparto del poder público en México. El sistema político priísta del siglo XX funcionaba bajo reglas implícitas, donde el andamiaje legal del país, desde la Constitución hasta la última ley reglamentaria, no era más que una formalidad que podía violarse a voluntad. Sin embargo, lo que sí era inquebrantable era la «Omertá» política.

En su libro «Palabras Mayores», Spota describe el proceso mediante el cual el presidente en turno designaba a su sucesor, eliminando a quienes se interpusieran en su decisión y debilitando cualquier posible oposición.

En la novela, uno de los aspirantes a la candidatura presidencial, el alcalde de la capital, cuenta con una sólida trayectoria política y el respaldo de los habitantes de una «villa miseria», a quienes ha protegido por años. Para neutralizar su poder, el presidente le ordena desalojar a esas personas de los terrenos que han ocupado irregularmente por más de 30 años. El operativo, ejecutado por la policía, el ejército y un grupo llamado «Los Civiles», se lleva a cabo con extrema violencia, incluyendo el uso de armas de fuego. Como resultado, mueren más de cien personas y la responsabilidad del desalojo recae sobre el alcalde, quien pierde su poder y queda vulnerable ante la justicia. Hubo muertos, sí, pero el poder presidencial prevaleció. Aunque es una novela, el paralelismo con la realidad política mexicana es evidente.

El caso de Carlos Armando Biebrich Carlos Armando Biebrich fue un político que, con solo 33 años, fue designado gobernador de Sonora por el poder presidencial de Luis Echeverría Álvarez. Así sucedió: Cuando se acercaba el proceso de selección del candidato a la gubernatura de Sonora, Luis Echeverría le ordenó a su secretario de Gobernación:
—Dígale a Biebrich que se prepare, va a Sonora como candidato…

El secretario respondió:
—Señor presidente, existe un grave problema, Biebrich no tiene la edad mínima requerida. —No, señor secretario, ese no es problema. Háblele al gobernador y que se modifique la Constitución local.

Y así, con una simple orden presidencial, Carlos Armando Biebrich se convirtió en gobernador de Sonora. El conflicto agrario y la caída de Biebrich. El 18 de junio de 1974, durante una gira de Luis Echeverría en Huatabampo, Sonora, un campesino expresó su frustración:
—Ya estamos cansados de tanto funcionario cabrón, de tanto funcionario hijo de la chingada
y de tantas promesas… Al notar la presencia del presidente, intentó rectificar:
—Perdón, señor presidente, pero ya no aguantamos.

Biebrich, ya como gobernador, remató el reclamo: —Estos hombres han sido engañados y burlados. Nada de lo que usted les prometió hace un año se ha cumplido.

Los campesinos exigían tierras en el Valle del Yaqui, tierras que el presidente Echeverría les había prometido. Este reclamo exhibió la incompetencia de dos miembros clave del gabinete: Augusto Gómez Villanueva, secretario de la Reforma Agraria.

Leandro Rovirosa Wade, secretario de Recursos Hidráulicos. Lo anterior generó una gran animadversión contra Biebrich. A sus enemigos políticos se sumaron: Porfirio Muñoz Ledo, con quien tenía fuertes diferencias en temas internacionales. Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional.

La conspiración y la matanza de los campesinos
Los campesinos, instigados por Augusto Gómez Villanueva y Celestino Salcedo Monteón, invadieron las tierras en disputa. Tres días después, el Ejército y la Policía Judicial fueron enviados a desalojarlos. Siete ejidatarios murieron en la balacera.

Fueron engañados por Gómez Villanueva y Salcedo Monteón hasta el punto de la muerte.

Cuenca Díaz había dado la orden de la represión con el conocimiento del presidente.Este episodio quedó documentado por Jesús Blancornelas en su libro «Biebrich, Crónica de una Infamia».

El caso Rubén Rocha: ¿Otro gobernador con los días contados?
Actualmente, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, enfrenta fuertes presiones para dejar el cargo. Entre las razones se encuentran:
El incremento de la violencia en Sinaloa, incluyendo el asesinato de la familia Sarmiento Ruiz.

Su presunta participación en el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Su cercanía con el crimen organizado y otros poderes fácticos. Actos de corrupción mediante empresas contratistas manejadas por sus hijos. Hasta ahora, ha sido protegido desde la presidencia, pero parece que su tiempo se está
agotando.

Algunos argumentan que «la gran política» es ajena al elector, y es cierto, la presidenta electa enfrenta presiones del gobierno de EE.UU., ya que Washington considera que el Cártel de Sinaloa es el principal proveedor de fentanilo en ese país.

Si la lógica del poder en México se mantiene, Rubén Rocha podría estar viviendo sus últimos
días como gobernador.

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