“¿Cuánto pagó por debutar? ¿Es amigo de un directivo?”: Es común leer comentarios como estos cuando un futbolista debuta, ya sea en primera división o en ligas inferiores. Tal vez por envidia, tal vez por desconocimiento, pero lo cierto es que son lamentables.
Recientemente, he cubierto los debuts de jugadores victorenses como José Pablo Saldívar en Pachuca, Ángel Chávez en Necaxa, y muchos en Correcaminos, como Alán Aguilar, Heber Velázquez, Alexis Villarreal; Rafa Arce, entre otros. A veces, sólo con sus apellidos, los asocian con políticos, sin saber siquiera quiénes son.
Y sí, en las publicaciones que hice en Oé, no faltan los comentarios con lo que mencioné al inicio. Es aquí donde aplican los principios de Sócrates:
Antes de hablar, pregúntate:
1. ¿Es cierto lo que voy a decir? ¿Realmente sabes lo que hay detrás del debut de ese jugador o solo lo estás asumiendo?
2. ¿Es algo bueno? ¿Mis palabras contribuyen a algo positivo o solo alimentan la negatividad?
3. ¿Es útil? ¿Estoy ayudando a crear un ambiente sano, o solo estoy sembrando dudas?
Créanme, todos los jugadores que mencioné, y el 90% de los debuts en el fútbol profesional, suceden por dos razones sencillas: talento y trabajo.
No estoy ciego ni pretendo hacer del fútbol profesional un deporte “santo”. Es cierto que algunos jugadores tienen suerte o se acercan a las personas adecuadas, y por eso se les da la oportunidad.
Pero, de ahí a que TODOS los debuts sigan esa misma fórmula, créanme, no es así.
Conozco las historias de todos los victorenses, porque los he entrevistado, he hablado con sus padres, sus hermanos y entrenadores de infancia.
Todos tienen un mérito enorme por lo que logran. El sacrificio que hacen desde los 12-13 años para convertirse en profesionales no es fácil; desde el sofá, todos opinan, critican, señalan, sin conocer el trasfondo de cada historia.
Por eso, me he enfocado en contar las historias de los victorenses más destacados, he entrevistado a la mayoría que está en el futbol profesional y fuerzas básicas.
José Pablo, con Pachuca, ha tenido un paso de ensueño, pero su proceso duró más de 12 años. Ángel, guiado por su padre, supo mantenerse fuera de los vicios, en el camino del trabajo y la perseverancia. Pero, sobre todo, esto no sería posible sin el talento que demostraron desde chicos, y eso, no miente.
Y sí, muchos dirán que hay más talento en las calles, en los barrios, y es cierto. Hay jugadores igual de talentosos, pero a esos les faltó algo esencial: trabajo y disciplina.
Así que, si eres uno de los que etiqueta a todos los jugadores que debutan por ser familiares, amigos de directivos, o que pagaron para debutar, antes de hablar, pregúntate los principios de Sócrates. Y si no tienes pruebas, mejor guarda silencio.
Desde Oé, y de mi parte, seguiré apoyándolos. Lo que hacen no es fácil, lo que logran es digno de admiración. Felicito a Pablo, a Ángel y a todos los victorenses a quienes sigo cada fin de semana, en todas las categorías, porque solo unos pocos sabemos lo que viven en busca de sus sueños. Nos leemos la próxima semana y ojalá haya más debuts.
POR DANIEL VÁZQUEZ
