El viento es un festival, se mete a todos los rincones y llega de todas partes. Con fuerza escabulle los sombreros y arrebata los cabellos de los famosos ciudadanos. Muy temprano trajo al frío, ¿cómo están ustedes señoras y señores? , bien, gracias señor frío se me están congelando las manos.
Y qué lo trae por aquí de vuelta, no ve que ya estamos en febrero ¿ acaso se ha vuelto loco? , pues me trajo el aire, me contesta el frío desde un árbol, ok, le digo debería estar en el ártico con sus hermanos los pedazos de hielo, bueno ya habrá tiempo para eso, por mientras póngase un abrigo doña Estefanía, no le vaya a dar un aire.
El frío ha llegado a los parques y se queda sentado junto a una muchacha, le trajo tres grados centigrados por si ocupase, no gracias, le contesta desde abajo de una chamarra y botas de cavernario galindo.
El frío es el tema en la mesa desde un café que humea más que nunca aprovechando el clima para introducirse en nuestras narices. Acá los chavos no tienen frío, no les han avisado que cala hasta los huesos y que deben dejar los patines y hablar de esto. Nadie entiende a los jóvenes.
Quien inventó febrero sabe sin menoscabo que el frío es una ventana abierta y la puerta por donde entra. Es un aparador y un closet de manga larga. Es un anuncio frío en el televisor, un cubo de hielo en la mano, un raspado, una paleta de fresa, a propósito: ¿Quién inventó febrero? ¿Febrero loco y marzo otro poco? : no lo sé Rick.
Lo que sé es que el frío nos agarró como al tigre de Santa Julia, no pregunte usted cómo, doña Estefanía. Con el garrero sucio. Andamos entumidos pero andamos como repollo. El frío sin vergüenza se cuela por un orificio del suéter de Gucci de París, pero aquí es el tianguis de La Paz señora, bueno, cualquiera se equivoca.
Si enfría más habrá que buscar un refugio, una acogedora cama con el cobertor San Marcos de la Máquina del Cruz Azul o del America, ignoro si aún existe el Tepeji del Río o Los Atletas Campesinos, al fin que para el frío es lo mismo.
Pienso mucho para calentar la memoria de la infancia creo que por 1964 nevó en Victoria. Corríjanme si me equivoco. Había nieve en el patio y los perros que andaban en la calle desaparecieron por completo para aparecer de nuevo. No se supo dónde anduvieron, y los niños no tenían frío ni miedo; por cierto, todavía había muchas casas de palma en los barrios. Desde entonces ha nevado otras veces en Victoria, pero hay que ir a Alta Cumbre, un lugar en Ia Sierra Madre.
¿Todo bien señor frío?, sí, aquí nomas haciendo un refri de las casas, es usted una convocatoria a la guerra, una guerrilla callejera, mire usted como andan las personas como soldados para protegerse de usted que ni despeinado. No lo tomes muy a pecho carnal, también me llevo de encuentro los mosquitos del chiconguya y su banda de foragidos, mueren millones de plagas que son peores que uno. Eso si cierto, le dije por último, y me iba a quitar el sombrero por eso pero ya se lo había llevado el viento. Dicen que lo vieron pasar por viento huasteco. Ya estuvo, acá viene un calambre en las pantorrillas, una temblorina con agua fría.
Hay quienes reniegan del frío y dicen que prefieren el calor pero cuando hace calor quieren el frío. Que haga el frío que haga no más con que no llueva, dicen otros, veraneando en playera de manga corta.
Oscurece sin embargo y extrañamos el sol aunque otras veces nos escondamos de él. Así es el clima extremo en esta parte del Noreste del país, febrero no falló, con el viento se han caído algunas flores de los duraznos y servirá para fortalecer los que sobrevivieron. Poco a poco se irán estos últimos frios y quizás en marzo haga otro poco, previos a las temperaturas de 40 grados. Es todo.
HASTA PRONTO
POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA