31 marzo, 2025

31 marzo, 2025

Corrupción

TRÓPICO DE CÁNCER / JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

Los mexicanos del siglo 21 han sido gobernados por el PAN, el PRI y Morena. Los que iniciaron su vida ciudadana votando en 2018, han visto a un partido con una gran fuerza política creciente como es el Movimiento de Regeneración Nacional Morena, que obtuvo 30 millones de votos en la elección presidencial en ese año y casi 36 millones en la elección de 2024, en la que además, Morena obtuvo la mayoría calificada de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, y 23 gubernaturas del total de las 32 entidades federativas del país, lo que le ha permitido hacer una reforma constitucional para crear el nuevo Poder Judicial Federal que será electo con su voto por el pueblo de México.
 
Quienes nacieron en el siglo 20 han visto un gobierno de una gran fuerza política semejante a Morena en cuanto a su tamaño y su poder. El PRI que se fundó como PNR en 1929, se transformó en PRM en 1938, y en 1946 se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional el PRI, gobernó a México desde 1929 hasta el 2000. El PRI gobernó con ese nombre toda la segunda mitad del siglo 20. Durante ese largo periodo mantuvo el control de las fracciones parlamentarias en las Cámaras de Diputados y de Senadores y una afinidad casi total con la Suprema Corte de Justicia. Este partido hegemónico y casi único llegó a la cima de su poder en 1975 cuando fue el único partido que postuló candidato a la presidencia de la república.
 
Pero la semilla de la destrucción de esa gran fuerza política estaba sembrada a través de la corrupción. En 1981 su candidato llevó a cabo su campaña a la presidencia en medio la más grande crisis económica del siglo 20 en México y con la bandera de la renovación moral de la sociedad para combatir la profunda corrupción que dañaba todas las estructuras del gobierno y de la sociedad afectando gravemente la economía del país y su credibilidad ante el resto de las naciones. La corrupción, las fracturas internas del partido y el asesinato de su candidato a la presidencia en 1994 señalaron el principio del fin de la hegemonía priísta que culminó con la alternancia en el año 2000.
 
En enero pasado, en los primeros días de su gobierno Donald Trump impuso a México tarifas del 25 por ciento a todos sus productos porque afirma que: “las organizaciones mexicanas de narcotraficantes mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México” y que “el gobierno de México les ha proporcionado refugios seguros para que se dediquen a la fabricación y transporte de narcóticos peligrosos que han provocado la muerte por sobredosis de cientos de miles de estadounidenses”. En respuesta el gobierno de México se opuso justamente a esa calumnia y a la imposición de aranceles.
 
También es cierto que ha habido y hay hechos de profunda corrupción en nuestro país como lo demuestran: la condena de 40 años a un ex secretario de seguridad mexicano en Estados Unidos con cargos de narcotráfico y corrupción por recibir sobornos a cambio de proteger a los traficantes de drogas, y los testimonios de jefes del narcotráfico que cumplen condenas en Estados Unidos de cómo se facilitaron sus operaciones ilícitas por la corrupción policíaca y política. Ha sido la corrupción del Poder Judicial la que ha motivado la reforma constitucional para acabar con ella. Ha sido la corrupción también la que ha generado la estrategia actual de seguridad que incluye la detención de policías y presidentes municipales involucrados en la comisión de delitos en el ejercicio de sus cargos.
 
En enero de 2025 en su discurso de toma de posesión Donald Trump se refirió a Estados Unidos como la nación que expande su territorio y persigue su destino manifiesto, qué fué la doctrina ideológico-religiosa de “pueblo elegido” con la que ese país justificó la guerra en la que le arrebató a México más del 50 por ciento de su territorio. Desde 1953 ha habido 14 presidentes de los Estados Unidos y hasta hoy ninguno había utilizado un discurso como ese ni le había lanzado ataques y advertencias sentenciosas a México como ahora. En ese contexto las tarifas y las amenazas seguirán ahí.
 
Hoy lucha contra la corrupción aparece como la más urgente necesidad de una sociedad que requiere resolver uno de sus grandes males y quizá este sea el mejor momento para que antes que nadie Morena, el partido más poderoso de México, aproveche la campaña de afiliación masiva para atacar cualquier indicio de corrupción en las filas del partido caiga quien caiga. Esa es la mejor manera de fortalecer al gobierno de izquierda democrática que se ha propuesto como meta el bienestar, la justicia social y la felicidad para los mexicanos pobres. Cerrarle la puerta a los oportunistas que corrompen el poder en favor de sus propios intereses es la mejor manera de mantener la confianza de los electores y de contener los ataques y las amenazas que impone la vecindad. Sin duda la Presidenta de México necesita de ese apoyo en este momento decisivo.

POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ

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