La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo es la primera presidenta de México, la tercera titular del poder Ejecutivo que no proviene de las filas del priismo (sí AMLO fue priista de origen) y la primera que proviene de las izquierdas.
Es evidente que la presidenta y su grupo político vivieron en carne propia los cacicazgos de las viejas estructuras del poder y el impacto que tuvieron en los primeros tres gobiernos de nuestra historia democrática.
Vicente Fox nadó de muertito entre las pugnas priistas que detonaron tras su llegada al poder, Calderón en un intento fallido y suicida trató de aniquilarlas de raíz con su guerra en contra del narcotráfico, Peña Nieto las superó pero terminó desmoronado por la rapacidad de sus aliados y AMLO fue el encargado de darles fin, para que iniciaran otros nuevos, como sucede con cualquier ciclo.
Por su naturaleza de origen bajo el viejo esquema de partido leninista (con matices progresistas) Morena trazó del papel carbón mucha de sus funciones como lo hizo en su tiempo y en su etapa posrevolucionaria el tricolor.
Su trascendencia del dominio a la hegemonía en primer lugar sólo se consigue con la asimilación de grupos de liderazgos regionales cuya cabeza suele ser el patriarca que convive y subsiste de todos los grupos periféricos, ergo, cacicazgos.
Una de las marañas políticas que lograron su solidez y/o consolidación se logró con permitir a los alcaldes su reelección y la creación de microbastiones de los cuales se alimentaban otros grupos de poder generalmente le rinden cuentas a un grupo político generalmente encabezado por legisladores federales, gobernadores en turno y/o ex gobernadores.
El control del presupuesto por periodos prolongados institucionalizan redes de intereses de los grupos de poder y les permitía gracias a eso controlar todo el territorio a su antojo e influir directamente en los procesos electorales locales, o regionales.
En Tamaulipas el ejemplo más claro del modelo lo da la familia Ortiz Peña que se han mantenido en el poder de Reynosa por casi 12 años. Patrocinados de inicio por los viejos aliados del calderonismo y el priismo jurásico, la ex alcaldesa de Reynosa y su hijo hacen y deshacen sin que nadie alce la voz y sus socios y aliados han manejado el presupuesto de la ciudad a su antojo.
Y eso les ha permitido mantener y alimentar un bastión aún con todas las embestidas padecidas por los hermanos Cabeza de Vaca. Hasta la fecha no hay fuerza política ni figura política que les pueda hacer sombra y pareciera que podrán mantenerse en el poder por un trienio más.
Ante los excesos que en reiteradas ocasiones ha denunciado, la presidenta impulsó la no reelección y los alcaldes además no poder imponer a familiares, no podrán reelegirse y las reglas vuelven a ser las mismas que en la primera etapa de nuestra vida democrática como país, y ahora como estado.
La nueva modalidad como en todo tiene sus puntos a favor y su área de oportunidad.
Una de sus ventajas será la desconcentración del poder en unas cuantas manos y la emergencia de personajes que si bien pueden mantener cierta lealtad a grupos políticos como cualquier ser humanos las decisiones finales son las que se toman en lo particular.
Otra ventaja será la constante emergencia de nuevos personajes y la necesidad de mantener alianzas políticas y con la ciudadanía para poder llevar a cabo los proyectos locales y trasciendan gestiones.
Otra ventaja se da con la movilidad política que mantiene o al menos debería de mantener una competitividad saludables y la disminución de relaciones cliente reales por el corto plazo de su duración.
Pero también tiene sus desventajas y muchas con miras al poco glorioso pasado.
Como el reforzamiento de grupos políticos que al menos en los últimos años se mantuvieron a raya, principalmente los relacionados a ex gobernadores. La nueva modalidad les da un mayor margen de operación por las estructuras políticas que mantienen o pueden reconfigurar con facilidad.
Victoria es un claro ejemplo y gran parte de sus grupos políticos ya se encuentran ‘calentando’ para la ‘carrera de relevos’. La efímera duración de los gobiernos municipales requiere para el día D que los grupos de poder tejan alianzas y la efectividad de su operación dictará su fuerza y propiciaría relaciones de intereses que fomentaría o consolidaría a los grupos de poder, ahora sí, en mafias.
La presidenta en su afán de dar una mayor movilidad política y romper con liderazgos enquistados ha tomado una decisión que azotó como un tsunami principalmente a los grupos de poder morenistas, y a la oposición la arrincona a un callejón sin salida del que sólo pueden salir con un milagro.
Pero los milagros a veces suceden y sus salvadores son todos esos grupos de poder o ‘mafia del poder’ que aún mantienen vigencia en la 4T o los emergentes que fueron beneficiados y en demasía por todas las redes de negocios hechas en los últimos años.
La medida entrará en vigor en 2030 pero es muy probable que Morena la adopte a la de ya y se convierta en la nueva realidad en la vida pública del país y del estado.
Y al menos en teoría veremos constantemente caras nuevas que al final de cuentas le rendirán cuentas al mismo sistema de siempre, a los mismos grupos de siempre y a los mismos caciques de siempre…
Y agote un ciclo del poder que en los tiempos que vivimos culmine en un golpe contundente de autoritarismo. Por lo pronto la moneda ya está en el aire.
POR PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88