De tiempo atrás he venido trabajando sobre el Arte y la Comida en los artistas de Tamaulipas, en una exploración que es una delicia en el primer encuentro en la cocina y el arte con nuestros creadores, en los legendarios creadores como lo X Peña, Ramón Garcia Zurita, Cano Manila, Mario Reyez, David Celestinos, Mario Fuentes, Pedro Banda y los artistas en plena madurez como Zarate Montiel, Gessica Gadga, Bibi Zarate, Arturo Nochebuena, Albert Carrizal,Luis Lopez, Helena Guzman, Carlos Sanchez Tirado, Annies Druene, Gustavo Tudon, Jose Zavala, Emilio Rodriguez, Gabriel Alatorre, entre otros artistas que emergen en el rico panorama de la plástica tamaulipeca.
El panorama no tiene la riqueza plástica de estados como Oaxaca, Puebla, Michoacán, Chiapas y Guerrero, que contienen una multifacética expresión en las artes plásticas que enmarcan una tradición cultural de siglos.
Nosotros como bien apunta Don Marte R Gómez, en la presentación de la primera exposición de Ramón García Zurita, llegamos tarde en la Colonia, en una variante tardía de la Conquista, y no está demás citar a Don Jose Vasconcelos, El Ulises Criollo, sobre nuestras tierras en la frontera de la carne seca. que revela la ausencia de una tradición en el arte culinario como expresión plástica.
Tradición expresiva que se da en tanto que se refleja en las obras de arte, pero quizás sí podemos encontrar vestigios en la crónica de nuestra conquista, aunque mucho de sus ejemplos fue destruido, encontramos virtuosas muestras en nuestra cerámica huasteca, y las tribus nómadas que poblaron el centro del estado, algunos de relevante valor artístico, pero en soledad con referente a las grandes culturas del centro y sur de nuestro país.
Tal vez Mario Reyes, en su multivisión de las artes sea un referente en el arte culinario reflejado en sus bodegones y en su flora, en una visión contemporánea, dentro de la Escuela Mexicana de la Pintura. Algunos trabajos de Ramon Garcia Zurita en episodios de su obra mural en Palacio de Gobierno y en la obra de caballete de X peña, y expresiones aisladas de su mural del Teatro Juárez.
En suma no podemos hablar de una tradición plástica en la culinaria tamaulipeca, quiere decir en expresiones de las artes plásticas, solamente casos aislados pero no confirman una escuela. Y sobre todo, es una muestra tardía en comparación con las antiguas expresiones de la cultura mexicana,española, de extraordinaria belleza y vitalidad contemporánea.
No pretendo hacer un juicio sumario a estas ausencias representativas de nuestro arte plástico solo hago hincapié de la ausencia de una tradición que propiciará una expresión poderosa de nuestras artes visuales en el tema.
Pretendo que se consignen nuestros fértiles hallazgos en la expresión plástica de nuestro estado y su riqueza imaginativa y cualidades que la van integrando a la cultura plástica nacional.
Un libro que me obsequio mi gran amigo Polo Bello, hace algunos años, Platícame de un Vaquero, fue la pista más interesante que he encontrado sobre la alimentación y el trabajo de campo, en este pequeño libro cuyo autor es Polo Bello, que hace hincapié en el mesquite, como una alimento extraordinario de la gastronomía campirana, Mi suegro, Don Jose Gutierrez Garza, me había comentado de como en el traslado de los hatos ganaderos, el mezquite fue alimento primordial y de vida en los abruptos del camino, de sol, y lluvia en los duros tiempos de trasladar el ganado a zonas de pastizales. Platícame de un Vaquero, fue una excelente pista de la alimentación del campo tamaulipeco.
y a esa semilla, jugosa vaina sdca o hervida, gira también la chocha, el guamúchil, el nopal, las nueces, los piñones, e indiscutiblemente la columna vertebral del maíz en la cultura mexicana en la receta diaria de los trabajadores del campo y su desborde en nuestras comunidades. El tema es casi sagrado, pues comprende nuestra propia esencia de la pobreza de la niñez y las necesidades básicas de la familia rural en nuestros lares.
Y desde estas lineas celebro que la Chocha, el Chile Piquin, sean nuestros productos campiranos de un mercado cada vez más amplio allende nuestras fronteras.
El Arte como expresión plástica culinaria puede comenzar aquí, en nuestros arrieros de ganado, en la extrema pobreza de nuestros pueblos y en la riqueza que nos ofrece que los artistas de ayer y de ahora tocan el tema con sabrosa condición y belleza expresiva.
El campo es amplio, expresivo donde se convierte en tema de temas de nuestros creadores plásticos, fotógrafos y escritores.Donde hemos encontrado obras de relevancia y calidad plástica y hallazgos extraordinarios por su calidad expresiva, trabajo que le hemos en el placer del arte como testimonio social.
POR ALEJANDRO ROSALES LUGO