CIUDAD VICTORIA, TAM.- El Caminante llegó temprano a casa, armado con un refresco y unas botanas para sentarse a ver una película en Netflix, y disfrutar amenamente su día de descanso.
Rápidamente eligió una cinta de acción y se acomodó en el sofá a disfrutar de la función. Todo transcurría a las mil maravillas cuando de pronto la imagen empezó a distorsionarse, al parecer el buffer se llenaba muy lentamente, y la película se pausaba a cada rato.
Esta falla se repetiría muchos días más, y el vago reportero optó por llamar a su compañía proveedora de internet. Después de unas cuantas trabas le fue asignada una cita, en la cual el técnico pasaría su domicilio a revisar los equipos y la instalación. Por fin llegó el día y frente a su casa se estacionó la camioneta del técnico de la compañía. El hombre subió a la azotea, checó el cable que venía del poste, la cajita de conexiones y la línea hacia el interior de la casa. Después, apoyado con su celular empezó a checar el funcionamiento de los aparatos.
– Oiga, necesito hacerle una pregunta – le dijo el técnico – ¿a cuántas personas les a usted proporcionado la contraseña de su wi-fi? – Pues solo la usamos mi esposa y yo – respondió El caminante. – Es que mire – continuó el empleado mostrando una pantalla – hay cerca de 16 personas mas usando su internet.
El Caminante no pudo ocultar su asombro al enterarse de la gran cantidad de “pájaros en el alambre” qué se estaban robando su señal. El escribidor ya había escuchado antes de estas situaciones, qué son muy comunes en las colonias populares.
Actualmente existen muchas aplicaciones para teléfonos celulares, qué pueden decodificar las contraseñas del internet inalámbrico y a pesar de qué el propietario contraté un servicio con gran capacidad, los usuarios gandallas pueden colgarse por montones, y restarle velocidad.
Sin embargo, esto no es nada nuevo, desde hace muchos años ha habido gente sinvergüenza que aprovechándose de la tecnología consigue agandallarse la señal de internet.
En los noventas, cuándo se hacía a través de un módem telefónico, era suficiente conocer el nombre de usuario y contraseña, para usar el servicio ajeno y sin pagar.
Aunque la tecnología ha ido avanzando, los delincuentes cibernéticos siempre hayan la manera de intervenir las comunicaciones de otras personas. Paradójicamente, el costo del servicio de internet ha bajado considerablemente en las últimas tres décadas. Casi al final del siglo pasado se pagaba casi el triple de lo que se paga hoy. Además de qué la calidad de transmisión era muy deficiente y continuamente se caía la señal.
Con la sofisticación de los teléfonos celulares el internet pasó de ser un servicio residencial a una cuestión de consumo personal. Las compañías telefónicas ofrecen planes ilimitados a muy bajo costo en períodos que van de 7, 15, 25 o 30 días.
Parece mentira que haya personas que prefieran robarse un servicio tan accesible qué se puede contratar por solo 50 pesos. – Es gente bien chiflada jefe, en estos días el internet sale bien barato, si viera cómo me ha tocado checar instalaciones en las cuales están colgados hasta 50 teléfonos al mismo tiempo, generalmente son de empresas y hasta oficinas de gobierno.
Una vez fuimos a checar un edificio que presentaba demasiada fuga y nos dimos cuenta qué una escuela a las espaldas de estas oficinas, todos los maestros y alumnos están colgados a esa red – le platicó el técnico al Caminante. – Pero pues eso es un delito ¿no? Imaginas el mensaje que le está dando a los estudiantes “¡róbense lo que puedan!” – dijo el andarin ya un tanto molesto.
– Asi es nuestro pueblo jefe, fuimos educados en la cultura del despojo, eso nos lo heredaron los españoles que vinieron a esa tierra nomás a ver que se chingaban – respondió el técnico mientras le picaba su celular – Mire, le recomiendo instalar esta aplicación para que usted con su celular pueda administrar quién usa y quién no su red, así cada que haya alguien intentando colgarse, sea usted quién otorgue el permiso o de plano pueda banear al solicitante.
Al finalizar la visita del técnico, el internet volvió a trabajar a gran velocidad y el Caminante pudo ver sus películas.sin ‘pájaros en el alambre’ . Demasiada pata de perro por esta semana.
Por Jorge Zamora