CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El calendario marca 22 de abril de 2025, y con él se cumplen trece años desde que la vida de Josefina De León cambió para siempre.
Fue un domingo cuando su hija, Cinthya Mabel Pantoja De León, desapareció sin dejar rastro en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Tenía 25 años, una sonrisa luminosa y trabajaba en la entonces Procuraduría de Justicia del Estado, con la convicción de contribuir a un México más justo.
Desde aquel día, Josefina no ha tenido descanso.
Su existencia se transformó en una lucha incansable entre oficinas, marchas y búsquedas marcadas por el silencio, la impunidad y la indiferencia.
Pero también ha encontrado, en medio del dolor, una fuerza que no se rinde.
«No es solo por Cinthya, es por todas», repite cada año con más firmeza.
Lo que comenzó como una búsqueda individual se convirtió en una exigencia colectiva.
Hoy, más de 127 mil personas han sido reportadas como desaparecidas en México.
Detrás de cada una hay una familia rota, una vida suspendida.
En esta fecha, Josefina alza nuevamente la voz.
Porque el amor de madre no se detiene ni se mide.
“Cinthya merece ser encontrada, y su historia, contada y recordada”, afirma con la fortaleza de quien ha llorado en silencio, pero no ha perdido la esperanza.
Este aniversario no es solo un recordatorio, es una denuncia, un grito de justicia que interpela a las autoridades para que actúen y a la sociedad para que no normalice la tragedia.
Mientras Cinthya no regrese, mientras exista una sola persona desaparecida, la paz seguirá siendo una deuda pendiente.
Hoy, trece años después, Josefina no está sola.
La acompaña el recuerdo de su hija, la memoria de miles y la certeza de que el amor, cuando busca justicia, jamás se rinde.
Por Raúl López García
EXPRESO-LA RAZON