Se ha vuelto cíclico: cada año, a estas alturas del calendario, el tema del agua empieza a cobrar relevancia en Tamaulipas.
El escenario hoy es muy distinto al del 2024, pero una vez más, por diferentes circunstancias, el asunto se instala en la agenda política.
Vale la pena recordar que si bien desde el año pasado se superó el grave desabasto que padeció el centro y sur del estado, en la frontera esto no ha ocurrido y las cuencas del norte están en una situación crítica.
En ese contexto -el peor escenario hídrico posible- llegó un nuevo embate desde Estados Unidos, que una vez más utilizó los aranceles como arma de presión para exigir a México el pago del agua que adeuda, de acuerdo al Tratado de 1944.
La buena noticia es que ayer, después del reciente amago de Trump, México y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para asegurar el cumplimiento del pago, en el que se establece la obligación de México de entregar a su vecino del norte un volumen de agua procedente de la cuenca del Río Bravo.
De acuerdo con el comunicado conjunto difundido por la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, México transferirá agua de los embalses internacionales La Amistad y Falcón, y aumentará el caudal en seis afluentes del Río Bravo.
El ciclo hídrico vigente, que cubre el periodo 2020-2025, vence el próximo 24 de octubre. A la fecha, México ha entregado apenas el 29 por ciento del volumen pactado, equivalente a 633 millones de metros cúbicos de los 2 mil 158 millones comprometidos, de acuerdo con la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA).
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) confirmó que el acuerdo representa un «plan de alivio hídrico inmediato y a corto plazo», orientado a atender las necesidades de agricultores y ganaderos del Valle del Río Bravo en Texas, afectados por la escasez de agua.
La medida incluye liberaciones inmediatas desde los embalses y un compromiso para mantener un flujo constante mediante transferencias mensuales adicionales y consultas periódicas entre ambos gobiernos.
El acuerdo fue alcanzado tras semanas de negociaciones en las que participaron funcionarios del Gabinete de la Presidenta Claudia Sheinbaum y representantes del gobierno estadounidense, entre ellos el Subsecretario de Estado, Christopher Landau, y el Secretario de Agricultura, Marco Rubio.
El gobierno estadounidense reconoció la participación de Sheinbaum como clave para la conclusión exitosa del acuerdo. Asimismo, la vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce, subrayó que se trató de un esfuerzo de cooperación para dar respuesta inmediata a las necesidades hídricas de Texas y para desarrollar estrategias que aseguren el cumplimiento del Tratado en el futuro.
Dentro del acuerdo se contempla no sólo la transferencia inmediata de agua, sino también la elaboración de un plan a largo plazo para garantizar el cumplimiento sistemático del tratado en los próximos ciclos hídricos, mediante mecanismos de consulta anual de alto nivel.
Ahora viene lo más complicado para el gobierno mexicano, aterrizar el acuerdo y convencer a los productores del norte del país, de que el pago de agua no será perjudicial para su actividad, como han alertado.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES