CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Hace un año un incendio forestal devastó el Cañón del Novillo y marcó un precedente en la historia ambiental de la capital de Tamaulipas, Victoria.
Durante 20 días, las llamas consumieron un total de 3,568 hectáreas de arbolado adulto, herbáceo, renuevo y hojarasca, dejando una profunda herida en la Sierra Madre Oriental que bordea esta céntrica ciudad.
Este siniestro, pudiera ser sin dudarlo, el más grande en la historia moderna de la perla tamaulipeca.
Las primeras llamas iniciaron el día 6 de mayo del 2024, en una zona cercana a la mancha urbana qué puso en riesgo al menos una decena de ranchos ubicados entre el oriente y el poniente de la sierra.
Sin embargo, fue casi una semana después cuando se activaron de manera formal las labores operativas para intentar detener el avance del fuego.
En total, cerca de 500 personas participaron en la lucha contra el incendio: elementos de la Marina, Guardia Nacional, Protección Civil, brigadas estatales y municipales, así como voluntarios civiles.
Pero finalmente, fueron 104 combatientes quienes concluyeron los trabajos en campo.
Dos helicópteros de la Marina y la Guardia Nacional sumaron 35 horas de vuelo efectivo en zonas inaccesibles por tierra, lo que permitió contener focos críticos.
Y por más de 480 horas continuas, las llamas parecían incontrolables.
Más allá de los equipos oficiales, la emergencia movilizó también a miles de personas que, desde sus posibilidades, aportaron con víveres, oración, información o presencia en los frentes de fuego.
Fue un episodio que evidenció tanto la fragilidad del entorno como la fortaleza de una comunidad unida.
Un año después, el panorama ha cambiado drásticamente.
Y es que gracias a las lluvias generosas que se han registrado durante abril y en lo que va de mayo, la sierra de Victoria luce húmeda, verde y reconfortada.
Donde hace doce meses se veían laderas humeantes y suelos erosionados, hoy brota la vida: pastos frescos, renuevos de árboles y el canto de aves que regresan a su hábitat.
Aunque la cicatriz ecológica sigue presente, la naturaleza ha comenzado su proceso de recuperación, dando esperanza sobre la capacidad de resiliencia del ecosistema y la importancia de protegerlo frente a futuras amenazas.
El recuerdo del incendio en el Cañón del Novillo sigue latente, como un llamado a la conciencia ambiental y a la preparación constante.
Por. Antonio H. Mandujano