11 mayo, 2025

11 mayo, 2025

Visión torcida de la realidad

ENROQUE/JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ

Aunque es normal y positivo que existan diferencias en las apreciaciones humanas sobre cualquier tipo de temas, hay ocasiones en las que esta discrepancia no es producto de la natural divergencia de criterios y forma de ver las cosas, sino resultado de una visión torcida y contradictoria de la realidad.

El caso de la democracia en México es un ejemplo.
Desde la óptica de la oposición política, que el presidente de la República designe a los ministros de la suprema corte de justicia fortalece la democracia, en cambio, si estos son elegidos por los ciudadanos mediante el sufragio, constituye un acto autoritario que destruye la democracia.

Esa es la visión de la excandidata presidencial del PRIAN, Xóchitl Gálvez, y de los seguidores de la agrupación.

¿Alguien puede explicarlo?

Como se sabe, el 1 de enero de 1995 el presidente Zedillo disolvió la Suprema Corte, jubiló a los 26 ministros que entonces integraban el máximo tribunal, y, con el apoyo de los diputados del PRI y el PAN, redujo a 11 el número de miembros de la institución de impartición de justicia.

El entonces primer mandatario de la nación justificó la medida con el argumento de que “era una exigencia ciudadana para darle una genuina autonomía al Poder Judicial y dejarlo al margen de los intereses políticos”.

Con ese pretexto eliminó a los ministros designados por sus antecesores Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, pero no para independizarlo, como afirmaba, sino porque le resultaban incómodos e impuso a otros a modo para que no obstaculizaran sus decisiones.

Sin embargo, esta idea cambió radicalmente años más tarde. Cuando el presidente López Obrador envió al congreso la reforma judicial para que los ministros no fueron impuestos desde la Presidencia, sino elegidos por los ciudadanos, gritaron que era antidemocrático, en virtud de que lo que pretendía el inquilino de palacio nacional era aniquilar la democracia.

La designación presidencial de Zedillo – dijeron- fue una decisión democrática, en tanto que la reforma propuesta por AMLO para que fuera el pueblo el que los eligiera mediante el sufragio les pareció una acción autoritaria.

Aunque la obtusa percepción albiazul no es ninguna novedad. Cuando la alianza del PRIAN y el PRD perdió el 2022 cuatro de las seis gubernaturas, el jerarca del PAN, Marko Cortés, gritó “¡Ganamos!” porque, aclaró, habían impedido que Morena se alzara con el triunfo en las seis entidades.

Y siguen sin entender que no entienden.
A pesar de que a causa de esa aberración con la que ven la realidad los electores les han dado la espalda en las urnas y han perdido casi todo el poder político y electoral que tenían en el pasado, insisten en que si el pueblo elige a los ministros es antidemocrático y que cuando el presidente los designa fortalece la democracia.

jlhbip2335@gmail.com
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