13 mayo, 2025

13 mayo, 2025

Olga, Carmen Lilia y el grupo Reynosa

CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

Mayo de 2025. Faltan más de 700 días para que inicie el proceso electoral 2027-2028, y para que empiecen las definiciones formales rumbo a la sucesión.
Pese a lo lejano que se observa todavía aquel momento, todo cuanto pase a partir de ahora será observado a través de ese cristal, incluida desde luego, la elección judicial del 1 de junio, y la concurrente del 2027 en la que se renovarán las alcaldías, el Congreso de Tamaulipas, y las diputaciones federales.
Por lo pronto, al interior de la 4T ya se identifican con toda claridad tres grandes sectores que empiezan a agruparse en torno a proyectos políticos muy nítidos. Muchas cosas pueden pasar, pero será difícil que se sumen otros competidores fuertes.
La senadora Olga Sosa Ruiz es la que arrancó desde hace más tiempo una larguísima carrera de resistencia hacia el 2028.
Esta estrategia no estaba exenta de riesgos. Evidenciar sus intenciones políticas con tanto tiempo de anticipación la puso en una situación de vulnerabilidad por ser el objeto de todos los ataques.
Pero la jugada parece haberle resultado, pues desde su paso por la Secretaría del Trabajo hasta su actual desempeño en la Cámara Alta, se convirtió en la aspirante más identificable. Lo que viene ahora, claro está, es sostener esa característica y complementarla con una percepción positiva, para llegar en su mejor momento en términos de popularidad a las encuestas que en teoría se aplicarán a finales de diciembre del 2027.
En torno al proyecto de la senadora empiezan a formarse cada vez más morenistas -e incluso figuras de otros colores- que la ven como una apuesta sólida para el futuro.
La otra alternativa que se consolida para los integrantes de la 4T viene del extremo noroeste tamaulipeco.
Carmen Lilia Canturosas despliega cada vez con más contundencia un plan que tiene como meta llegar fuerte y candidateable a la hora de las decisiones.
Tiene con qué sostener sus intenciones.
Un capital político que no solo proviene de su origen familiar, sino de haber consolidado la hegemonía de Morena en un municipio que parecía muy complicado para su causa.
Desde su paso por el Congreso de Tamaulipas como integrante de una débil bancada guinda, hasta ahora que encabeza su segundo periodo como presidenta de Nuevo Laredo, Carmen Lilia ha crecido en experiencia y en relaciones.
Trabaja para superar su principal reto, que es trascender el espacio geográfico de su municipio y que su nombre llegue a todos los rincones del estado, incluidos los más alejados de su comarca.
Tras Carmen Lilia también hay una lista creciente de morenistas que ya se la juegan con ella.
Finalmente, el tercer grupo que se alista para disputar la candidatura del 2028 es el más alejado de las simpatías tanto de Palacio de Gobierno, como de Palacio Nacional.
La alianza reynosense que han firmado Maki Ortiz y José Ramón Gómez Leal también se quiere subir a la carrera, pero con una estrategia mucho más ruda, de la mano de personajes de la política nacional como el senador Adán Augusto López, quien ya se ha enfrentado abiertamente con la presidenta Claudia Sheinbaum y con el gobernador Américo Villarreal.
Esa sola condición, más allá de sus méritos o descréditos políticos, ya los pone en una situación de mucha desventaja.
Pero nadie deberá descartarlos como oponentes, lo que sin duda, enturbiará el proceso interno de Morena en Tamaulipas, que no será un día de campo ni mucho menos.

POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

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