13 julio, 2025

13 julio, 2025

15 años del crimen que cimbró a Tamaulipas

El asesinato de Rodolfo Torre Cantú, planeado con precisión quirúrgica, no dejó pruebas útiles y sepultó también al viejo régimen priista del estado, que desde entonces enfrenta una caída política que parece irreversible.

TAMAULIPAS, MÉXICO.- Cuatro presidentes de la República de tres partidos políticos diferentes han gobernado el país; y siete procuradores o fiscales generales han tenido en sus manos el caso, sin que a la fecha haya información precisa que esclarezca el asesinato de Rodolfo Torre Cantú.

Lo que sí existe, gracias a testimonios de sobrevivientes y a algunas filtraciones de aquella época es una reconstrucción muy concreta de lo que ocurrió aquella mañana del 28 de junio del 2010.

La conclusión del relato pormenorizado es que aquel crimen que cimbró al país entero y con el paso del tiempo terminó por derrumbar al régimen político de Tamaulipas, fue cometido por un equipo bien entrenado de especialistas, que llevó a cabo una operación limpia, muy distinta al modus operandi de los sicarios del crimen organizado.

La ejecución se concretó en el kilómetro 13 de la carretera que conecta Victoria con Soto la Marina, casi frente al emblemático Parque Científico y Tecnológico de Tamaulipas. El “casi” es importante porque el asesinato se dio a unos metros de la entrada al llamado Tecnotam, donde sí había una cámara de poco alcance que solo lograba captar la entrada y salida de vehículos de sus instalaciones.

La otra cámara de vigilancia estaba situada 400 metros en dirección a la ciudad. Conclusión: no hay registro en imágenes del ataque, aunque sí de los movimientos previos de quienes participaron en el operativo criminal.

Los relojes marcaban las 10:37:50 de la mañana cuando el convoy del candidato cayó en una trampa mortal que había sido preparada con precisión quirúrgica y que involucró a una flota de al menos ocho vehículos y un contingente de 16 sicarios, todos moviéndose durante exactamente 3 minutos y 29 segundos.

Con ese grado de sincronización lograron interceptar y detener completamente los dos vehículos que transportaban al candidato y su escolta en apenas 13 segundos.

Desde una hora antes del asesinato, varios de los vehículos participantes ya habían tomado sus posiciones estratégicas en el área, cerca del entronque del Libramiento Naciones Unidas.

Una camioneta Ford Edge de color blanco, un automóvil compacto también blanco, una camioneta Mazda de color rojo y una Suburban se estacionaron estratégicamente metros adelante del punto de intercepción, esperando el momento preciso, el paso del candidato.

Dos minutos antes de que el convoy de Torre Cantú transitara por la zona, la Suburban gris ejecutó una maniobra táctica: regresó hacia el libramiento y se posicionó en una gasolinera.

A las 10:34:21, las cámaras de seguridad captaron la imagen que posteriormente se convertiría en evidencia crucial: los dos vehículos del candidato circulaban detrás de una camioneta Van blanca y un automóvil Pointer, también blanco prácticamente frente a las instalaciones de la Procuraduría estatal.

E Pointer se adhirió a la defensa trasera del vehículo de los escoltas. Simultáneamente, cuando el convoy pasó frente a la gasolinera, la Suburban se incorporó sutilmente a la fila de vehículos para ingresar a la carretera principal.

Un minuto antes del ataque final, tres vehículos que habían permanecido ocultos en un improvisado estacionamiento de tierra—donde se camuflaron entre una decena de automóviles estacionados y cuando las dos camionetas del candidato pasaron frente a ellos, arrancaron con violencia.

A las 10:37:37 dos vehículos adicionales se sumaron al operativo: uno se incorporó al convoy criminal mientras que otro, que circulaba en sentido contrario, ejecutó una maniobra en «U» a la altura del Parque Tecnológico para participar en el ataque coordinado.

Una de las camionetas del pelotón se adelantó deliberadamente a los vehículos de Torre Cantú, forzándolos a reducir su velocidad, se «amarró» al convoy y provocó el choque con la camioneta del candidato.

Después vino la ejecución y la huida. Las cámaras documentaron cómo la Edge blanca, la Mazda roja y la Van blanca regresaron sobre la carretera hacia el libramiento, tomando rutas diferentes para dispersar las pistas.

De los vehículos, solo uno -la Suburban- se encontró abandonado en un paraje del municipio de Güémez, pero los investigadores poco pudieron obtener de este hallazgo pues el vehículo fue contaminada por los militares y policías que lo encontraron.

Lo mismo, de hecho, ocurrió en la escena del crimen. Cuando los fiscales de la Procuraduría General de la República llegaron a Victoria -la institución absorbió el caso de inmediato- no había nada en el kilómetro 13 de la carretera que pudiera representar indicios para la investigación.

Los elementos de la Procuraduría local habían levantado los cuerpos casi de inmediato porque el calor de 34 grados centígrados los ponía en riesgo.

Así empezó una seguidilla de yerros, manoseos y omisiones de las autoridades que convirtieron al expediente PGR/SEIDO/UEIDCS/229/2012 en letra muerta. Tanto así, que a 15 años del crimen, no hay un solo detenido acusado formalmente por la muerte de Rodolfo Torre Cantú.

Algunas filtraciones desde la PGR apuntaron en algunas direcciones, pero nunca se formalizó ninguna de ellas, por lo que tanto el móvil como la identidad de los autores materiales e intelectuales del asesinato siguen siendo un misterio que difícilmente será resuelto.

Es decir, quien lo haya cometido, logró el crimen perfecto.

En septiembre del 2012, a dos años del homicidio, con pocos días de distancia entre sí, se filtraron a los medios de comunicación dos notas relacionadas con los supuestos responsables del crimen.

Primero, fue detenido en Mexicali un presunto delincuente relacionado con el Cartel de Sinaloa de nombre Roman Banda Gaxiola. De inmediato, en la información que se publicó sin confirmaciones oficiales se le identificaba como autor del homicidio.

Unas semanas después, varios medios publicaron otra versión extraoficial que supuestamente tenía como origen a la Procuraduría General de la República y la DEA, y que apuntaban a Eduardo Costilla Sánchez “El Coss”, líder criminal de Tamaulipas, como quien habría ordenado matar a Rodolfo Torre Cantú.

El móvil supuestamente había sido la negativa del casi seguro gobernador de Tamaulipas, a permitir la operación de su grupo delictivo en el territorio del estado.

Sin embargo, en ninguno de los dos casos, se confirmó nunca la información.

“El Coss” cumple una condena de cadena perpetua en Estados Unidos, donde fue encontrado culpable de una conspiración internacional de narcotráfico, sin que en el expediente se haya mencionado el caso del magnicidio ocurrido en el estado.

El terremoto político

“Nos partieron el corazón, nos arrancaron el alma, y si Tamaulipas y México están agraviados, ¡imagínense cómo estamos nosotros!; si Tamaulipas y México tienen coraje, ¡imagínense como está su padre, Beba su esposa y sus hijos! ¡Imagínense como estoy yo; Rodolfo era mi hermano. Tengo el alma rota!”, dijo Egidio Torre Cantú en el Polyforum de Victoria durante el homenaje realizado al candidato, asesinado unas horas antes.

Para ese momento, la decisión ya estaba tomada por el entonces gobernador Eugenio Hernández Flores: Egidio remplazaría a su hermano como candidato.

Hubo pocas objeciones porque en la cúpula del PRI entendían que era la única manera de reducir al mínimo posible una narrativa que ya empezaba a permear, y que de alguna manera fue promovida desde Los Pinos, y que apuntaba a una conspiración del sistema político tamaulipeco para eliminar a Rodolfo.

Eran tiempos difíciles para Tamaulipas, y Felipe Calderón parecía obstinado en derrumbar al régimen en el Noreste.

De hecho, su primera reacción tras el asesinato, fue la petición -casi exigencia- a Eugenio Hernández de que se suspendiera la elección, lo que finalmente no ocurrió. Egidio Torre arrasó en las urnas y se convirtió así, en el último candidato priísta en ganara una competencia por la gubernatura en Tamaulipas.

Porque lo que vino después para el PRI fue una debacle política que parece irreversible.

Los personajes que en aquel momento formaban parte de la élite tricolor ahora militan en otros partidos y defienden ortos proyectos.

Como el ex gobernador Eugenio Hernández Flores quien es el Secretario de Operación Política del Comité Nacional del Partido Verde; Manuel Muñoz Cano, entonces coordinador de la campaña de Rodolfo, ahora es dirigente estatal del mismo partido; Ricardo Gamundi Rosas, fue hasta hace poco, asesor del gobierno morenista del estado; Oscar Almaraz fue diputado federal por Acción Nacional.

En aquella elección gubernamental de 2010, seis años después del asesinato, Egidio Torre Cantú del PRI logró una victoria contundente al obtener 678,410 votos frente a los 339,457 de Julián Sacramento del PAN.

Pero el panorama político comenzó a transformarse durante los comicios federales de 2012, que llevaron a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República. En Tamaulipas, el régimen priista empezó a mostrar muy claros signos de debilitamiento, producto de una grave crisis política y de inseguridad.

En la elección presidencial estatal, el PAN obtuvo la victoria con 580,000 votos para Josefina Vázquez Mota, mientras que Enrique Peña Nieto del PRI alcanzó 474,000 sufragios.

El golpe más significativo para el PRI se produjo en la contienda para el Congreso de la Unión, donde Francisco García Cabeza de Vaca del PAN derrotó al candidato priista Manuel Cavazos Lerma con 532,000 votos contra 401,000. Adicionalmente, de las ocho diputaciones federales en disputa, el PAN conquistó seis, mientras que el PRI únicamente conservó las correspondientes a los Distritos V y VI.

La transformación política y la debacle tricolor se consolidó en 2016. Baltazar Hinojosa, candidato del PRI, obtuvo apenas 486,124 votos, una significativa reducción respecto a los 678,000 que había conseguido el partido seis años antes.

Esta elección marcó el inicio de una nueva época política en el estado. El PAN se adjudicó 24 ayuntamientos, mientras que el PRI logró mantener únicamente 16, incluyendo Victoria y Matamoros.

Hoy, la situación es mucho peor. En la elección del 2024 le alcanzó solo para ganar dos alcaldías: Güémez y San Nicolas, y una diputación plurinominal.

Quince años después, en paralelo a esta acelerada transformación política, el asesinato de Rodolfo Torre Cantú permanece en la memoria colectiva pero sigue impune y hay cada vez menos posibilidades de que eso cambie.

Por. Staff

Expreso-La Razón

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