México, por su ubicación geográfica, está en constante alerta ante la llegada de huracanes. Tamaulipas, al ser un estado costero, ha sido históricamente paso obligado de estos fenómenos.
Aunque su presencia es constante, algunos huracanes han dejado una huella profunda en la memoria colectiva.
El ciclón de 1909: cuando aún no tenían nombre
Antes de que los huracanes fueran bautizados con nombres, ya azotaban con fuerza. Uno de los primeros ciclones documentados ocurrió el viernes 27 de agosto de 1909.
Aquel fenómeno devastó amplias zonas de Tamaulipas y Nuevo León. Se le recuerda como el ciclón del 9, en referencia al año, y marcó el inicio de una larga relación entre el estado y estos embates naturales.
El huracán Hilda inunda Tampico
En septiembre de 1955, Hilda tocó tierra en Tampico, convirtiéndose en uno de los huracanes más destructivos de la historia local. Según el historiador Francisco Ramos Alcocer, ese mes tres huracanes (Gladys, Janeth e Hilda) alcanzaron la región, pero fue Hilda el que causó mayor estrago.
El 19 de septiembre, sus vientos destruyeron casas, espectaculares y estructuras metálicas. La ciudad quedó inundada. Colonias como Morelos y Cascajal estaban bajo el agua.
Don Manuel, un habitante de Tampico, recuerda que muchas personas no evacuaron por miedo a perder sus bienes y fallecieron. “Había que salir en lancha a comprar al mercado”, rememora.
El periódico El Porvenir de Monterrey tituló: “En un inmenso mar están convertidas las huastecas y suburbios de Tampico”. Se reportaron cadáveres arrastrados por el río Pánuco, decenas de desaparecidos, y el gobierno federal envió toneladas de maíz y frijol para los damnificados. Helicópteros estadounidenses también participaron en el auxilio.
Beulah arrasa Reynosa en 1967
Beulah llegó a Tamaulipas el 20 de septiembre de 1967, tras convertirse en huracán categoría 5. Tocó tierra en la desembocadura del río Bravo y dejó sin servicios básicos a Reynosa.
El río se desbordó en varios puntos, incluyendo el puente
El Morillo, el Ejido Anzaldúas y colonias como Las Calabazas y Del Prado.
Muchos ciudadanos fueron rescatados por el Ejército Mexicano y alojados en albergues como la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y la sala de Cabildo. Para Reynosa, Beulah fue un parteaguas en su historia.
Gilberto: el huracán del siglo
El huracán Gilberto fue uno de los más intensos del siglo XX. Se formó el 8 de septiembre de 1988 y alcanzó vientos de hasta 296 km/h, solo superado por el huracán Allen.
Tras devastar el Caribe, tocó tierra en la Península de Yucatán como categoría 5 y finalmente impactó en La Pesca, Tamaulipas, el 15 de septiembre.
En Soto La Marina, San Carlos y San Fernando, los daños fueron enormes. En La Pesca, habitantes recuerdan cómo el cielo se oscureció repentinamente y el viento arrancaba casas enteras.
Un testigo narra: “A las cuatro de la tarde todo cambió. A las seis, el viento era tan fuerte que si te quedabas parado, te llevaba”.
En San Carlos, tres puentes fueron arrasados. Las viviendas, en su mayoría rústicas, no resistieron. En Ciudad Victoria, aunque los daños no fueron tan graves, sí se reportaron árboles caídos, techos volados y desbordamientos, como el del río San Marcos.
Un excomandante de Protección Civil en Victoria recuerda: “Los pronósticos señalaban que la capital sería uno de los puntos más afectados, pero el huracán se desvió. Aun así, tuvimos que auxiliar a muchas familias”.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ