CIUDAD MADERO, TAM.- Cientos de peces muertos fueron encontrados en la orilla de la playa Miramar, en Ciudad Madero durante las últimas horas.
El fenómeno llamó la atención de visitantes y autoridades ambientales, es ocasionado por la mortandad de la especie , cuyo nombre científico es Hypophthalmichthys molitrix,
El biólogo, José Jaime Salinas Caruz, subdirector de Ecología del municipio, informó que se trata de una especie introducida conocida como “carpa plateada”, que no soporta el agua salada debido a su incapacidad para osmoregular.
“No tiene control osmótico. Eso hace que sus células se revienten y el cuerpo se hinche, como si estuviera golpeado. Simplemente no sobrevive”, explicó.
El funcionario compartió que este pez fue traído desde Asia a Estados Unidos por su capacidad para limpiar lagos contaminados de algas.
Con el paso del tiempo, logró desplazarse hacia el sur a través de escurrimientos naturales y llegó al Golfo de México, donde muere de forma sistemática al no poder adaptarse a la salinidad del mar.
La presencia de estos peces muertos se intensificó desde el pasado domingo, tras las lluvias recientes que incrementaron los niveles de los ríos, lo que facilitó su desplazamiento hacia la costa
Aunque este fenómeno no representa un riesgo para especies nativas, sí genera preocupación por el manejo de los restos.
Actualmente, el municipio los recoge y deposita en el relleno sanitario, aunque desde el punto de vista ecológico, el especialista señaló que sería más adecuado devolverlos al mar para que se reintegren al ciclo natural como nutrientes.
“No es lo que se está haciendo, pero sería lo ideal. Aunque logísticamente es más sencillo llevarlos a tierra que regresar toneladas al mar”, concluyó Salinas Caruz.
PASÓ EN AÑOS ANTERIORES
El fenómeno , comento que ocurrió en otras ocasiones, particularmente en la laguna del Carpintero y la Cortadura, donde años atrás se llegaron a acumular toneladas de peces muertos.
La situación actual confirma la persistencia de esta especie invasora que, a pesar de su utilidad como limpiador, enfrenta su destino al contacto con el mar.
Por José Luis Rodríguez Castro / La Razón