1 agosto, 2025

1 agosto, 2025

Silencio, por temor o complicidad

ENROQUE/ JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ

Cuando se habla de retrocesos y violaciones a los derechos humanos las condenas contra Cuba, Nicaragua y Venezuela son prácticamente unánimes, sin embargo, cuando las violaciones son cometidas por los Estados Unidos y sus países amigos las reacciones son el silencio y la complicidad.

Las agrupaciones no gubernamentales, Human Rights Watch, como las oficiales, EPU de la ONU, levantan la voz para reprobar esas prácticas, pero únicamente cuando son ejecutadas por los enemigos de Washington, cuando las cometen sus amigos, enmudecen, como ocurre con Qatar, país gobernado por una dinastía en el que están proscritos los partidos políticos.

Alzan la voz para acusar de crímenes de guerra al primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, sin embargo, hacen caso omiso cuando los autores de estas atrocidades son Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania y el premier de Israel, Benjamín Netanyahu, aliados sumisos del gobierno norteamericano.

Reprueban ruidosamente que Irán trata de fabricar armas atómicas, pero no dicen nada del Estado israelí, a pesar de que posee un arsenal nuclear y que frecuentemente y con cualquier pretexto ataca a las naciones del medio oriente.

Israel si puede poseer bombas nucleares, sus adversarios de la región lo tienen prohibido, ya que si las tuvieran no podrían  ser agredidos sin exponerse al riesgo de sufrir graves consecuencias. Ningún país que cuenta con ese tipo de artefactos de destrucción masiva es atacado por los gringos.

China y Rusia son acusados constantemente por los gobernantes estadounidenses de violar los derechos humanos y otras barbaridades, los gringos, en cambio, son una blanca paloma, son moralmente incapaces de agredir militarmente a quienes no acatan sus directrices.

La persecución indiscriminada emprendida por el presidente Donald Trump contra los indocumentados, por ejemplo, es brutalmente violatoria de los derechos humanos, los detienen sin orden judicial, los esposan y encadenan como si fueran criminales de alta peligrosidad, mientras que las organizaciones encargadas de denunciarlas callan.

En México el PAN y el PRI exigen al gobierno de la 4T defender los migrantes mexicanos de los abusos del gobierno de Trump, pero no protestan, como lo hacen contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, contra el magnate de la Casa Blanca.

Esta semana un periodista preguntó a la vocera del gobierno de los EE. UU., Carolin Leavitt, si la deportación de personas naturalizadas ordenada por el presidente se aplicaría también a su esposa, Melania y a sus suegros e hijos, que también son naturalizados, y la respuesta fue contundente, por supuesto que no, afirmó, porque la familia del mandatario es honesta y los demás naturalizados son delincuentes.

Y eso no es nuevo. A lo largo del siglo XX, el gobierno Yanky impuso dictaduras militares sanguinarias y represoras en los países de América Latina, Brasil, Argentina, Chile, Panamá, Nicaragua, y un largo número de etcéteras, pero, a excepción de los pueblos agredidos, los defensores de derechos humanos, tampoco los partidos políticos de derecha ni los dueños de la mayoría de los medios de comunicación las reprobaron.

POR. JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ

jlhbip2335@gmail.com

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS