CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El culto a figuras como la Santa Muerte, Pancho Villa o el indio Gerónimo no es un fenómeno marginal. Forma parte de una religiosidad popular en expansión.
Estas imágenes encarnan justicia, resistencia, protección y poder. Para millones de mexicanos, representan una respuesta frente a problemas de salud, angustias existenciales o conflictos personales. En ellas, la fe se mezcla con la historia, la cultura y la lucha por sobrevivir.
Paula Rojas Martínez ha dedicado 67 de sus 73 años a la “Hierbería Santa Inés”, en el Mercado Argüelles. Es un negocio familiar que comenzó cuando ella tenía apenas seis años.
Su jornada inicia entre las nueve y las diez de la mañana. Almuerza ahí mismo y se retira a las seis de la tarde, cuando cierran los comercios.
Paula es abogada, egresada de la Facultad de Derecho en Ciudad Victoria. Recuerda que, en sus años de estudiante, atravesaba la plaza Hidalgo para llegar al mercado después de clases.
Sobre su clientela comenta: “Aquí vienen todas las clases sociales”. Acuden por hierbas, veladoras, lectura de cartas, amuletos, barridas, figuras y remedios para la próstata, el pecho o los bronquios. “Hay de todo”, dice.
Cuenta que la imagen más solicitada es la Santa Muerte. Afirma que esta religión tiene aspectos muy positivos. Aunque muchos la satanizan, ella la defiende: “Tiene lo mejor, porque en su oración dice: ‘Jesucristo redentor, ya nombró a Diosito’”.
Cuando se le pregunta qué es lo que más le gusta de su trabajo, responde sin dudar: “Me gusta mucho la psicología”.
Recuerda el caso de una madre que acudió angustiada porque su hijo pasaba los días acostado y dormido. Paula le dijo: “Lo que tiene él es depresión; no le diga maldiciones a su hijo, porque eso no se hace”.
Y concluye con firmeza: “A mí me gusta hablar con la neta; no te voy a engañar, no me importa la edad que tengas”.
POR. STAFF