1.- Entre el Vaticano y el Gobierno de México hay cuestiones pendientes el pasado, que han impedido unas mejores relaciones, entre la iglesia y el Estado mexicano. La próxima gira del Papa por varias entidades de nuestra república revela de alguna manera que la distancia aún permanece. La visita Papal a los estados de Chiapas, Michoacán y Chihuahua, significarán un reencuentro con la tragedia de Ayotzinapa, el drama de los migrantes y las muertas de Juárez.
2.- Precisamente el día 24 de mayo pasado se cumplieron 22 años del crimen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, y nada se ha avanzado todavía para esclarecerlo y castigar a los culpables. Los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox sólo embrollaron las investigaciones, y protegieron con toda impunidad a los autores del homicidio. Durante el gobierno de Felipe Calderón ha continuado la protección a los verdaderos autores del crimen, y ninguna investigación ha avanzado para condenarlos en el actual gobierno de Enrique Peña Nieto.
3.- Recordemos que todo empezó una noche de sábado durante el sexenio de Carlos Salinas, cuando en la residencia oficial de “Los Pinos” se reunieron a cenar el presidente Salinas, el Nuncio Apostólico Girólamo Prigione, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y un personaje de Seguridad Nacional. El cardenal abrió el diálogo de inmediato, y exigió al presidente Salinas la entrega de los cuantiosos bienes de la iglesia que continuaban en manos de diversos prestanombres, los que se negaban a devolverlos a pesar de las reformas que otorgaban personalidad jurídica a las iglesias.
4.- El cardenal subrayó que hablaba en nombre de El Vaticano, y que el Papa exigía la devolución de empresas, fábricas, edificios, valores, terrenos y ochocientos conventos que estaban en poder de los citados prestanombres, quienes habían recurrido al apoyo del presidente Salinas para quedarse indebidamente con ellos.
5.- El presidente Salinas se sintió ofendido por la imputación del Cardenal, y le exigió pruebas de sus afirmaciones. El Cardenal le confesó que tenía todas las pruebas de las relaciones del Presidente y de su familia con dicho delito; y que en su momento la iglesia lo publicaría si no se atendían sus requerimientos.
6.- Vociferando muy alterado, el Presidente se levantó de la mesa cambiando insultos graves con el Cardenal, y dio por terminada la reunión; mientras que el Nuncio con dificultad calmaba la ira del Cardenal y lo sacaba de la residencia oficial. Al salir todavía el Cardenal vociferó: “los Arellano Félix me dieron las pruebas para hundirlo”.
7.- Después de aquella noche, el personaje siniestro del aparato de seguridad tramó el complot. El Nuncio debía ir a Guadalajara a negociar con el cardenal Posadas, y los Arellano Félix debían ser avisados de que, a la misma hora y en el aeropuerto de dicha ciudad, podrían “cazar” al “Chapo” Guzmán, quien sería el Ejecutor del plan.
8.- El plan parecía perfecto, porque un comando especial acabaría con los Arellano Félix, “El Chapo”, el Cardenal, el Nuncio y todo en un solo paquete, pero lamentablemente el presidente Salinas y sus verdugos no contaban con que los Arellano Félix habían filtrado el aparato de seguridad, y que al ser informados oportunamente, decidieron avisarle al Nuncio que no bajara del avión. Ellos volaron hacia Tijuana dejando al cardenal Posadas de blanco para las metralletas, y al “El Chapo” para que negociara el permiso para fugarse.
9.- El Nuncio regresó a la Ciudad de México, y muy pronto fue llamado a Roma. La versión oficial del crimen giró en torno a una supuesta confusión, y que el Cardenal resultó ejecutado por unos pistoleros medio bizcos, que lo confundieron y lo acribillaron a un metro de distancia.
10.- Veintidós años de impunidad han transcurrido desde entonces, y quizá van a transcurrir muchos más sin que se castigue a los asesinos, porque el crimen se planeó desde el Estado. Hasta hoy, el Gobierno no ha hecho nada por investigar a los culpables y seguramente no la hará, a pesar de las exigencias justificadas de la Iglesia católica y de una gran parte de organismos y sectores de la comunidad nacional, nunca se confirmaron las versiones de que el Cardenal Posadas estaba involucrado con los delincuentes, como tampoco se comprobó que éstos hubieron sido los autores materiales de dicho crimen.