La primera reina de la belleza que tuvo el pueblo de mis mayores fue la señorita Celia Turrubiates Labra, coronada el doce de octubre de 1928 por el entonces presidente municipal don Ángel Quintanilla Monita y como antes las competencias se realizaban entre varias hermosas jovencitas se obtenían buenos dividendo económicos que servían para realizar una determinada obra pública.
Con el reinado de Celia logró construirse el primer kiosco del pueblo y era un círculo de cemento con una Asta Bandera al centro, alrededor había bancas de granito de las cuales la única que queda como recuerdo se encuentra en la presidencia municipal, rescatada de la intemperie por el alcalde Héctor de la Torre Valenzuela.
Prácticamente y sin temor a equivocarnos es la última que queda de esos tiempos y por lo tanto debe protegerse como una inapreciable reliquia.
Las restantes, misteriosamente desaparecieron al reconstruirse la nueva plaza con su kiosco como hoy lo vemos pero si mal no recuerdo cada banca de esas tuvo un precio de veinte pesos de los de antes.
El actual kiosco como hoy lo vemos se construyó durante el gobierno del coronel don Eladio Castro y al morir ahogado en el río Guayalejo lo remplaza su suplente don Manuel Gutiérrez Garza, quien lo termina.
Posteriormente se mandaron construir otras bancas de madera pero con refuerzo de hierro y de éstas también sólo queda una. Las otras desaparecieron por arte de magia aunque sabemos que por ahí se encuentran algunas en ciertos domicilios particulares.
En fin, muchas pertenencias como estas se esfumaron.
Sobre el archivo municipal también desaparecieron importantes documentos y fotografías históricas, de los primeros fueron tirados o incinerados como material inservible, en tanto que algunas fotografías fueron confiscadas por antiguos funcionarios públicos al grado que hoy resulta difícil poder juntarnos con una de estas.
Una es la de don Servando Canales y que durante el gobierno del doctor Norberto Treviño Zapata fue donada al gobierno del estado como una aportación del municipio de Llera para la formación del Museo de Tamaulipas y donde por cierto puede apreciarse.
La donación la hizo el entonces Secretario del Ayuntamiento, Arcadio Soto.
Ojalá Héctor de la Torre Valenzuela lograra obtener una copia de esta histórica imagen que si mal no recuerdo fuera donada al ayuntamiento en 1881 por la familia de don Servando en agradecimiento por habérsele agregado el apellido Canales al nombre de nuestro pueblo, de aquí él porque se le conoce como Llera de Canales, refiriéndome claro está, al pueblo de mis mayores no al municipio que sólo se llama oficialmente Llera.
Quién le puso Canales, no lo sabemos pero esta tarea se las dejamos a los historiadores.
Pero regresando con la rotonda a la que nos referimos en los inicios de este comentario, según una inapreciable aportación histórica que nos hiciera llegar el señor don Cornelio Echavarría Quiroz, nos comenta que con fecha ocho de julio del año de 1937, el presidente municipal don José Reyes Ortiz invitó a todos los comisariados ejidales para que lo acompañaran en la inauguración de la segunda rotonda que tuvo nuestro pueblo y era un redondel con piso de cemento, doce metros de diámetro y un metro de altura sobre los cuales si mal no recuerdo había a su alrededor quince postes de madera que sostenían un techo de lámina galvanizada y en la parte alta destacaba una veleta que descansaba sobre una hoz y un martillo que eran el símbolo del socialismo de aquellos años que vivía el país durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río.
Por hoy así lo dejamos y en otro día seguiremos con los reinados de belleza.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.