El ahora abierto lanzamiento al ruedo de Sergio Guajardo Maldonado como aspirante a la presidencia del PRI en Tamaulipas, muestra en la opinión de su servidor, dos escenarios. Uno más significativo que el otro.
Uno de ellos, el de menor relevancia, es que en el tricolor estatal aún queda un grupo vivo, aunque en apariencia en estado comatoso: el del ex gobernador Egidio Torre Cantú.
Aunque Sergio alcanzó posiciones políticas y públicas relevantes en el sexenio de Eugenio Hernández Flores –sin interés en asomar hoy la cabeza– fue sostenido como diputado local por el sucesor de éste e impulsado a la delegación federal de la SEDATU, que ahora dejará de acuerdo al anuncio del propio Guajardo para buscar el bastón de mando priista en la Entidad.
El otro escenario, el que hace levantar las cejas a muchos, es que la confirmación de Sergio en ese objetivo transparenta algo que muchos no creían posible: que el Revolucionario Institucional recargará en Tamaulipas sus arcas ahora vacías, porque sólo con dinero, mucho dinero, ese instituto podrá dar la batalla electoral en el año entrante. Pensar de otra manera no sería una ilusión, sería total falta de lucidez.
¿De qué otra manera se puede interpretar una decisión de esa naturaleza en Guajardo, apoltronado todavía en la comodidad del presupuesto federal y en los beneficios que su manejo suele dejar, cuando aún podría aprovecharlos durante un año y medio por lo menos?
Ninguno de los demás aspirantes que han aceptado ir en busca de la Presidencia tricolor tamaulipeca tiene un puesto público como el de Sergio y por lo tanto, al contrario del todavía funcionario federal, no tienen algo que perder. Vale la pena para ellos la aventura.
En mi percepción no hay vuelta de hoja. Guajardo, formado en la escuela del priísmo histórico, sabe que la vieja frase que asienta “político pobre, pobre político”, es una verdad monumental, sobre todo cuando como ahora en el Estado, se es oposición.
Sabe también que quien gane el puesto de pastor tricolor enfrentará tormentas de todos tamaños, se moverá en los rescoldos y grietas de lo que dejó de ser el ganador anunciado y sufrirá algo parecido a las siete plagas bíblicas en su intento de recuperar alcaldías y mantener diputaciones federales y senadurías, batallas que podrán llevar a cabo con posibilidades de éxito únicamente con recursos financieros cuyo monto sea capaz de medirse con la descomunal maquinaria del poder en turno.
Así que quien piense que Sergio, “Checo” para sus amigos, busca la dirigencia estatal del PRI por amor a sus colores o lealtad a sus principios quizás tenga algo de razón por la trayectoria de Guajardo, pero la zanahoria a alcanzar es el voluminoso paquete de prerrogativas electorales y los recursos que con certeza, están en proceso de recaudación o ya asignados.
Si lo anterior resulta acertado –hasta ahora es sólo una percepción– en el 2018 en Tamaulipas podría citarse en forma de pregunta una frase habitual en los juegos de futbol, si los adversarios pudieran tener habilidades similares:
¿Habrá partido, señores…?
Música saludable
Es una buena noticia, al margen de los niveles de éxito que alcance.
El anuncio de la Secretaria de Salud, Gloria Molina, sobre la implementación de un plan integral para satisfacer al ciento por ciento el abasto de medicamentos, suena a música para clínicas, centros de salud y hospitales del Estado. Si a eso se agrega que el gobierno estatal garantizará con vales la entrega de fármacos cuando éstos no estén en el inventario, es una auténtica sinfonía.
Ojalá lo logren. Los más contentos serán los pacientes, sin duda…
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