* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
El ex gobernador Javier Duarte está de regreso ques-que “para responder” por los delitos presuntamente cometidos. Yo digo que viene a que le cumplan las promesas de inocencia. O al menos a suavizarle la estancia en prisión donde permanecerá el tiempo que le permita la amistad, y tiene por delante un año, cuatro meses y catorce días.
De manera que Duarte viene “a intercambiar barajitas”, es decir, información por impunidad. ¿Hasta dónde sus declaraciones comprometerán al sistema y a sus principales protagonistas?. Eso es lo que vamos a ver, pero de que el ex prófugo trae varios ases bajo la manga eso-que-ni-que.
En este sentido el gobierno guatemalteco tomó sus precauciones protegiendo al máximo al exgobernador antes de entregarlo a las autoridades mexicanas y es que temían un atentado precisamente por todo lo que sabe. Así lo señalaron por aquellos rumbos. ¿Y qué tal un accidente aéreo?. Para fortuna nada sucedió y ya tenemos por acá a esta finísima persona.
A Javier Duarte lo persiguen por corrupto no por tonto, así que mucho tendrá que decir si lo obligan a ello. Por el contrario sabrá guardar prudente silencio si es que le conviene. Será cosa de negociar. Por ello debimos explicarnos su sonrisa, sus bromas y frases de elocuencia mefistofélica desde que lo presentaron a los medios en el vecino país. Ahora sabemos que fue una especie de mensaje subliminal para quienes lo protegieron y convirtieron “en ejemplo de las nuevas generaciones de políticos”.
Mientras tanto y sea como fuere, la historia personal, política y familiar de Duarte empieza a transitar por el obscuro túnel del olvido porque se trata de olvidar…de eso se trata.
Delitos electorales
La fiscalía contra delitos electorales “investiga” cuando menos a tres ex gobernadores y un poderoso ex alcalde, por desvío de fondos públicos que tendrían como destino el PRI.
Y no es cualquier cosa sino unos mil quinientos millones de pesos aplicados a diversas campañas. En este caso es de suponer que tales recursos algo tuvieron que ver con el triunfo del tricolor en las pasadas elecciones presidenciales.
De otra forma no se explica el grado de tolerancia alcanzado por los Duarte (Javier y César), además de Roberto Borge y Alfredo del Mazo, este último como sabéis, electo gobernador “contra viento y marea” del estado de México pero que antes fue presidente municipal de Huixquilucan.
De resultar culpables los personajes en cuestión tendrían que enfrentar cargos extras, sobre todo los tres primeros que agregarían una rayita más a la de por sí larga lista de acusaciones que pesan en su contra.
Usted dirá que la novedad es la de Alfredo del Mazo, el consentido y pariente del presidente Peña Nieto. Tiene razón porque arriba a la gubernatura del Edo-Mex con tantas dudas y sospechas que la opinión pública perdió la cuenta…cosas de familias bonitas.
Los ex gobernadores agregarían una rayita más, digo, cuando literalmente están acorralados por la justicia. Digamos que poco les afectaría porque son algunas de las víctimas seleccionadas por el sistema para contener el enojo social. Son una especie de “válvulas de escape” y pareciera que están dispuestos a cumplir su papel, “con toda dignidad”.
Desde luego que no existen garantías plenas de que sean encerrados en correspondencia con los delitos cometidos pero al menos la tribuna de sol se ha divertido durante estos últimos meses y eso ya es ganancia para el supremo gobierno porque le da oportunidad de respirar y sobre todo encubrir los conocidos problemas sociales convertidos en cáncer para la población.
En este caso la opinión pública tiene puestos los ojos en Alfredito del Mazo porque resultar culpable significaría perder la gubernatura y pue-que hasta pisaría la cárcel. Usted dirá que esto es más remoto que un viaje por la galaxia en 24 horas y está en lo cierto. Al menos lo que resta del sexenio los adversarios del tricolor no se darán ese gusto.
El asunto es que hay indiciados respecto del desvío de fondos públicos hacia el PRI que ahora podrá tener sin cuidado al supremo gobierno, pero ojo, si gana MORENA la elección presidencial, pudiera ser diferente. Y de esto ni cómo echarle la culpa a AMLO.
Oiga por cierto el retorno de Javier Duarte toma mal parado al cuadro defensivo del PRI. Claro que Enrique Ochoa Reza “se la sacará” con que el ex gober de Veracruz ya no es miembro de su partido, pero todo su pasado con cargo al partido oficial ni cómo borrarlo de la memoria popular.
Acá entre nos, existe la impresión de que a estos ex gobernadores y al ex alcalde del Mazo alguien les dijo: “entrega la lana al partido, agarra lo que quieras que las instituciones te protegerán”. No hay otra explicación a tanto descaro.
Sucede que
Los presuntos malos manejos respecto de la remodelación del estadio “Marte R. Gómez” en la capital parecieran pecado mínimo comparado con otros temas que en verdad merecen seria investigación. ¿Por qué no hablar claro sobre el abasto de medicinas por ejemplo?. ¿Cómo y por cuánto fue el manejo durante el sexenio anterior?. Y sobre todo, ¿a quién o quiénes benefició?…pónganle nombres que nada les cuesta.
Y hasta la próxima.