AUSTIN, Texas.- os abogados de las dos partes se habían encontrado en otras ocasiones en la corte en el Blackwell-Thurman Criminal Justice Center, pero ayer no hubo opción, el juez estatal de Distrito ordenó la presencia del gobernador Rick Perry, acusado básicamente de abuso de poder.
“Estoy aquí para poner en su lugar la autoridad constitucional de un gobernador para usar su autoridad para vetar”. Perry no sólo reiteró su postura sino que dejó claro que “lo haría otra vez”. Años atrás la fiscal del Condado Travis, Rosemary Lehmberg, habría sido arrestada por manejar en estado de ebriedad. El gobernador le pidió su renuncia y al no recibirla vetó la canalización de 7.6 millones de dólares para esa fiscalía en dos años.
La forma en cómo se ha ido dando el caso es “una comedia de errores, pero no es nada divertida”, dijo Tony Buzbee, abogado de Perry.
Perry se mantuvo atento y silencioso en el caso, pero tras la audiencia en la Corte 390 fue cuestionado por reporteros en el sentido de si esa acusación le estaba distrayendo de su objetivo de lograr la candidatura republicana a la presidencia de los Estados Unidos y espetó:
“Soy bueno para hacer varias cosas a la vez, no tengo dudas”, y puso como ejemplo el manejo de la crisis del virus ébola que se originó justamente en Texas y la de la frontera con los miles de niños centroamericanos llegando solos.
Perry se alejó y entró sonriente el elevador del piso siete dirigiéndose hacia su oficina, ubicada sólo a unos pasos del Blackwell-Thurman Criminal Justice Center.
