25 marzo, 2025

25 marzo, 2025

El inframundo laboral

Bitácora republicana

El funcionamiento de las sociedades democráticas supone equilibrios que acotan el ejercicio de la autoridad, descentralizan los poderes públicos y protegen los derechos de la población. En los países más avanzados, se habla por ello de la democracia parlamentaria, pero también, de la democracia territorial y de la democracia social.

Las organizaciones de la sociedad son parte del cuerpo político no estatal. La sociedad civil en sentido propio. Su desarrollo autónomo es garante de derechos colectivos que toda Constitución contemporánea reconoce. Entre las catástrofes a que nos condujo el ciclo neoliberal está la “castración de los sindicatos”. Una variable del pensamiento único es el diseño para abatir salarios y debilitar el mundo del trabajo. Así entraron en apogeo los mecanismos de simulación de relaciones laborales conocidos como “contratos de protección”, implantados para beneficio de los intereses empresariales. Actualmente más del 90% de la contratación patronal en México tiene estas características y a pesar de que en el debate de la reforma laboral de 2012 se insistió en que había que atacar ese fenómeno —considerado como un “cáncer social”— la tendencia continúa incrementándose.

En nuestro país, el mundo del trabajo tiene una densa opacidad. Rara vez se habla de los fenómenos laborales. Están generalmente ausentes del pensamiento político y su ocultamiento favorece deliberadamente a las corrientes conservadoras. Sólo dos instituciones académicas (UNAM y UIA Puebla) están dedicadas a la investigación en ese campo.

Todo ello ha conducido al deterioro de las condiciones de trabajo y a la corrupción de sindicatos y dirigentes alentados desde la empresa y el poder público. A causa del desplome salarial, hoy se retribuye a los trabajadores sólo una tercera parte de lo que percibían al inicio del ciclo depredador.

El salario mínimo (SM), en directa contradicción con el mandato constitucional, ha perdido el 78% de su poder adquisitivo en los últimos tres decenios y está muy lejos de satisfacer las necesidades de una familia y ni siquiera las del propio trabajador.

Poco se reflexiona en que una de las razones más poderosas de la migración es la brecha entre los salarios básicos de Estados Unidos y los de México. A mediados de los setenta, el diferencial llegó a ser de 5 a 1 y hoy es de 15 a 1. Una de las grandes lagunas del TLCAN es la ausencia de regulación del trabajo en el mercado regional. La lógica de la integración debiera haber dispuesto –como en Europa- su igualación gradual a efecto de frenar el éxodo mediante el desarrollo.

La fijación del SM es una decisión política ejecutada por un organismo constitucional dependiente del Poder Ejecutivo. Padecemos lo que se ha llamado la “miseria por decreto”. Semejante patología es causa eficiente de la crisis: deprime la demanda, estrecha el mercado interno y castiga a la producción en beneficio de la economía financiera. El vaciamiento social de la política obedeció a la entronización de tecnócratas que suplantaron los fundamentos populares de la soberanía por la entrega al extranjero de las decisiones y la supremacía de los intereses privados.

Gracias a la iniciativa lanzada por el GDF a favor de la elevación del salario mínimo, comienzan a revelarse injusticias que se encontraban soterradas. Habría que extender la propuesta a la esfera de las relaciones colectivas. Dentro de algunos días se realizará un recuento sindical que involucra a más de 5000 trabajadores de la empresa “atento servicios” en el Distrito Federal. Se trata sin duda del movimiento sindical de jóvenes trabajadores más importante que se haya visto en varias décadas y constituye una oportunidad para plantear una política laboral distinta, así como una práctica sindical diferente para los trabajadores en la Ciudad y en el país.

El foco de atención debe ser la posibilidad de que los trabajadores elijan mediante el voto directo y secreto a su representación sindical. Los jóvenes mexicanos: estudiantes, trabajadores y desempleados viven mayoritariamente en condiciones degradantes que exigen del gobierno respuestas firmes y claras. De otro modo, la crisis social que afrontamos podría llevarnos al colapso del régimen político.

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