En la cima de las noticias, la de Cocula, Guerrero, es la sombra del demonio que vaga por el pais. 43 estudiantes normalistas fueron llevados a la sombra. La misma sombra encubierta por el mal. 43 estudiantes, jovenes con mas armas quew sus sueños, con mas voz que su coraje de protesta en un estado, Guerrero, paradojicamente uno de las mos pobres y ricos de nuestro pais. Un estado insignia del gran turismo, el gran capital en las alforjas del lujo y la ostentacion . Por otra parte, un Guerrero de pobreza, de extrema pobreza sacudida por los siglos de los siglos, donde la injusticia y la explotacion humana campea por sus lares como un jinete desbocado del Apocalipsis.
Mexico ha llegado al fondo de la tristeza, a los caminos de la ignominia donde los testaferros de todis los colores marcan sobre las manos y frentes limpias de una juventud marginada, empobrecida ante el discurso, difamada ante la adversidad. 43 jovenes calcinaron sus sueños sin que una palabra viva les diera pan y agua, sin que una mano socorriera su angustia, sin que una voz clamara su tragedia.
Esto es una llaga tejida en los escombros de una fe que parece que se pierde. un lamento que corre por el pais sin que exista una palabra de consuelo que contenga a esta ira que ya no es de silencio.
Estamos frente a un futuro roto de promesas, ante una cadena de sangre y de tristezas. En Cocula 43 jovenes normalistas fueron echados a la hoguera, como los antiguos malvados callaban a la inteligencia.
Pero son los pobres, los que no tiene pan y agua. Los millones de pobres en las brazas y en las lenguas de fuego de la ingratitud social. Para Mexico, esto es una lapida, una pira ardiente de protestas, de silencios que se roompen en una etapa de lo impredecible.