25 marzo, 2025

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¿“Recuperar” o construir la paz?

Columna Invitada

Creo que necesitamos empezar por un replanteamiento conceptual. Un cambio de switch. A veces nuestros discursos desnudan las concepciones en las que fundamentamos las acciones. Por ejemplo, cuando se equipara la seguridad con la paz, o se habla de ambas como si fuesen lo mismo, se exhibe una limitación conceptual importante porque la paz incluye, pero no se reduce a la seguridad.

Más aún, cada vez que se habla de “recuperar” la paz, se hace alusión a la idea de que hace sólo algunos años (¿2006?), en este país teníamos paz, y ya no. En esa lógica, todo sería cuestión de reducir la violencia y entonces retornaría la “paz” que “ya teníamos”.

Según clásicos de la materia, la paz puede ser concebida desde una óptica negativa (ausencia de violencia), y/o desde una positiva (los factores que construyen las condiciones pacíficas). Para explicarlo, Galtung (1985) utiliza el ejemplo de la salud. Podemos pensar en salud como ausencia de enfermedad, o bien, como una serie de elementos positivos que la constituyen, como el ejercicio o la buena alimentación. De igual manera, el ADN de la paz tiene que ver menos con lo que no es (violencia, guerra), que con lo que sí es, con los pilares que la cimientan.

Si pensamos en la paz como las circunstancias donde prevalecen la armonía, la cohesión y la integración social, entonces podríamos decir que todo lo que produce y alimenta esos factores es constructor de paz. En otros términos, todo lo que genera o asiste en la integración de una sociedad, es constructor de paz, mientras que todo lo que genera o contribuye a la desintegración social es disruptivo de paz.

Es por ello que de acuerdo con la investigación documentada por el IEP a través de decenas de países, los pilares de la paz incluyen la distribución equitativa de los ingresos, el libre flujo de información, la aceptación de los derechos de otros, bajo nivel de corrupción y la existencia de gobiernos que funcionen, es decir, que en verdad contribuyan a satisfacer las demandas de la ciudadanía, entre otros factores.

En la medida en que una sociedad presenta grados de desintegración, lo que es ocasionado por situaciones como la disparidad económica, social o regional, o cuando se presentan condiciones como la exclusión, el maltrato a personas, o la falta de respeto a los derechos económicos y humanos, en esa medida esa sociedad está alejada de la paz. Con balas o sin ellas.

De manera que no necesitamos sólo encontrar a quienes han sufrido desapariciones forzadas, castigar culpables o determinar los nombres de quienes yacen en las fosas. No basta con apaciguar las espirales violentas o reducir las tasas de homicidios y secuestros. Nuestra forma de concebir el planteamiento tiene que rebasar los esquemas tradicionales porque pensando tradicionalmente es como hemos llegado al punto en el que estamos. Tenemos que asumir que este país requiere edificar desde abajo los pilares que construyen las condiciones pacíficas, quizás por primera vez en nuestra historia.

 

Twitter: @maurimm

 

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