NUEVA YORK, Nueva York.- Un naturalista estadunidense se dejó tragar por una anaconda en nombre de la ciencia.
Con la ayuda de un traje especial, Paul Rosolie fue devorado por una serpiente de más de siete metros de largo y casi 200 kilogramos de peso.
Ante los reclamos de varios grupos defensores de animales, que aseguraban que el acto causaría sufrimiento al animal debido a que el cuerpo de Rosolie es más grande que las presas que suelen cazar estos reptiles, el aventurero demostró que la anaconda salió ilesa y explicó que el experimento fue planeado para recaudar fondos para salvar su hábitat.
Rosoline, originario de Nueva Jersey, pasó 60 días en la Amazonia peruana con un equipo de doce personas en busca de la anaconda adecuada para su reto.
El equipo realizó el primer estudio científico de estas serpientes en su hábitat natural, registrando el peso, longitud y sexo de cada ejemplar que se encontraron. También tomaron muestras de la piel, para examinar el impacto que la minería tiene en estos seres vivos.
El naturalista y su grupo casi fracasan en sus planes debido a que estuvieron a punto de agotar el plazo puesto por Discovery Channel para la hazaña. Pero finalmente hallaron a la serpiente indicada: una hembra verde de más de siete metros de largo y casi 200 kilogramos de peso.
El traje especial de Rosolie está hecho de fibra de carbón especialmente diseñada para protegerlo de la compresión y los ácidos digestivos de la serpiente.
Además, cuenta con una reserva de oxígeno tres horas, equipo de comunicación y cámaras.
Antes de ser engullido, Rosolie se tragó una píldora que transmitía sus signos vitales a su equipo.
Con información de Excélsior.