La noche del 27 de diciembre, en el diario La Verdad de Ciudad Victoria, el autor de estas líneas y mi compañero de armas periodísticas, Pedro Alfonso García Hernández, armábamos la que en esos tiempos era una página tradicional sobre el Día de los Inocentes, que precisamente se celebra hoy domingo.
La efervescencia política estaba al tope en Tamaulipas en esos días, en la antesala del “destape” en el Partido Revolucionario Institucional de quien sería sucesor del doctor Emilio Martínez Manautou en la gubernatura, que en la práctica como ocurría décadas atrás, era una especie de declaratoria anticipada sobre el nombre y apellidos del inquilino de la esquina del poder, como la llamaba el escritor y periodista, Carlos F. Salinas.
Era sin duda, un tema que no podía eludirse por su trascendencia, en la gama de bromas y mentiras clásicas de esas, como se les llama, “inocentadas”.
Al día siguiente, en la edición de ese 28 decembrino apareció una nota con una cabeza que señalaba –no recuerdo exactamente las palabras– que el elegido por el PRI era Manuel Garza González, a quien todos daban como favorito y sobre cuyo presunto ungimiento se daban datos “oficiales” de esa liturgia partidista. Y sobrevino el alboroto.
Casi nadie, ante el tamaño e impacto de la información, leyó un párrafo que antes de todo lo publicado, invitaba a celebrar el Día de los Inocentes y advertía que lo manejado hacia debajo de este mensaje era sólo producto de la imaginación y para la diversión popular. Nada de lo que usted lea, rezaba el aviso en letras “negritas”, es real.
Pero quien menos esperábamos y mucho menos deseábamos que cayera en la trampa, fue precisamente quien no reparó en esa advertencia y mucho menos la leyó: Don Luis Felipe Pérez Collado, en paz descanse, en ese entonces nada menos que el solemne Presidente del Consejo de Administración del periódico mencionado.
Don Luis Felipe fue presa de la emoción y habló muy temprano con el Director General, Don Alfonso Pesil Tamez, también ya fallecido, para pedirle más datos y saber qué hacer ante el futuro gobernador, con lo cual también sorprendió a don Alfonso, quien no entendía cómo era posible ese anuncio sin que él se enterara oportunamente.
Una hora después, el asunto había sido aclarado. Para tranquilidad de muchos acelerados, la sucesión estatal seguía en veremos y la nota había sido una muestra de la picaresca periodística usual en esa fecha, pero lo que no quedó para después fue la severa amonestación del director para la pareja de bromistas autores de la anecdótica información, preocupados por el enojo de los superiores, pero divertidos por el efecto provocado.
Todos los que tengan edad suficiente saben qué sucedió: el elegido por el Presidente en turno, Miguel de la Madrid Hurtado, fue el ingeniero Américo Villarreal Guerra, mientras que a pesar de todos los pronósticos a su favor y triunfalistas declaraciones prematuras, Manuel “El Meme” Garza, se quedó en la antesala de lo que creía amarrado.
Y por lo menos, algo bueno dejó este pasaje para Garza González.
Él, quien siempre soñó con ser Gobernador de Tamaulipas y nunca pudo lograrlo por azares del destino y maniobras de la política, sí fue candidato del PRI a ese puesto y hasta lo publicó un diario.
Lo malo, fue que alcanzó esa nominación “de mentiritas” en un Día de los Inocentes y que Don Luis Felipe y Don Alfonso fueron las principales víctimas de la vieja y conocida frase popular:
“Inocente palomita, te dejaste engañar…”
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