No obstante que la inclusión de las candidaturas independientes en la reforma electoral fue una de las figuras electorales que mayores simpatías causaron entre los votantes y la sociedad en general, quizá las trabas que los legisladores impusieron a la disposición para evitar que esta fuera a afectar los intereses de los partidos políticos, es una de las causas por las que en Tamaulipas no se ha aprovechado la opción para acceder a los puestos de gobierno.
Según información de las autoridades del INE de la entidad, aunque solicitaron registro 10 aspirantes de este tipo a diputado federal, en la mayoría de los casos los interesados en disputar las curules por esa vía no tienen el peso político ni económico para poner en aprietos a los abanderados del PRI, el PAN y el PRD, que, todo indica que seguirán dominando el poder legislativo por un largo período.
Aún así, no sería una sorpresa que los miles de ciudadanos que están decepcionados con la actuación de los partidos aludidos, que únicamente defienden los intereses partidistas no los de los de los electores a los que teóricamente representan ante el Congreso de la Unión, vayan a favorecer a los independientes con el sufragio en los comicios del 7 de junio del año que viene.
Es probable, asímismo, que si el resultado de las votaciones que los aspirantes sin partido logran en la próxima elección federal es positivo, podría animar integrantes de la sociedad civil de mayor arraigo y popularidad a participar en el proceso electoral del 2016 en el que se renovarán, además de la gubernatura, los 43 ayuntamientos y los 32 asientos del poder legislativo estatal.
Cabe hacer otra que , en la medida en la que las candidaturas ciudadanas sean más exitosas, obligarán a los partidos que dominan el régimen político a hacer mejor su trabajo y a defender las causas de la sociedad, ya que si no lo hacen correrían el riesgo de ganarse el repudio generalizado de los electores.
Como lo comentamos en la columna de ayer, en la disputa de las 8 curules de mayoría del palacio legislativo de Tamaulipas que estarán en juego en los comicios del 2015, solicitaron registro como candidatos ciudadanos, la ex perredista Diana Chavira Martínez, por el primer distrito electoral de Nuevo Laredo; Patricio Mora Domínguez, René Alexander López y Marco Antonio Elejarza, por el de Reynosa; Jorge Rentería Campos, por el de Matamoros; Jorge Sarmiento Barrientos, por el de ciudad Victoria; Manuel Santillán Martínez, por el de Madero y Armando Ruvalcaba Flores, por el de Tampico.
Este 29 de diciembre, los representantes del Instituto Nacional Electoral dictaminarán si les aceptan, rechazan o condicionan la solicitud.
Mientras se conoce el desenlace, el clima de malestar social que vive el país determinará cuál es el camino que tomará la competencia política en turno, si aleja a los ciudadanos de las urnas y aumenta el abstencionismo, castiga a los partidos preponderantes y fortalece las candidaturas independientes u opta por alguno de los nuevos agrupaciones políticas, especialmente la del Movimiento Regeneración Nacional, MORENA, el nuevo partido político de izquierda, por lo menos entre los sectores populares que es en los que el fundador Andrés Manuel López Obrador tiene a la mayoría de los simpatizantes y partidarios.
En el primer caso el PRI, que es el organismo político que tiene la estructura más sólida y experimentada y el que cuenta con mayores recursos económicos, sería el favorecido, ya que le permitiría contrarrestar el voto de castigo derivado de la inconformidad popular generada por la carestía, el empleo mal pagado y la inseguridad pública, entre otros factores.
Sin embargo, el que todo apunta a que será el principal perjudicado por la actual realidad política es el PRD. El hecho de haberse aliado subrepticiamente al gobierno y a los priístas ha desacreditado al instituto ante la sociedad repercutirá fuertemente, si lugar a dudas, contra el cada vez más disminuido perredismo en la elección que está a la vista.
A menos que desde muy arriba les ayuden, los partidos Humanista y Encuentro Social parece que están condenados a desaparecer.
En el ámbito local, mientras tanto, el diputado Eduardo Hernández Chavarría, debe de tener sentimientos contradictorios. Al mismo tiempo que le satisface al legislador estar al frente de las preferencias ciudadanas, lamentaría mucho que el ex invencible lo postulara candidato a la diputación del VIII distrito electoral, ya que lo que verdaderamente le interesa es la alcaldía.
En su fuero interno debe de estar haciendo votos para que el candidato sea mujer ya que eso lo liberaría del riesgo de exponerse a un eventual descalabro.
El que sabe que si hace bien la chamba el tricolor podría compensarlo el 2016 con la candidatura de diputado local es el delegado municipal del norte, Alejandro Rubio, en estos momentos uno de los priistas más populares del distrito XXI.