BUENOS AIRES, Argentina.- La muerte del fiscal que acusó a la presidenta argentina de pactar con Irán la impunidad de presuntos terroristas provocó hoy un debate acerca de si se suicidó, si fue asesinado o si efectivamente se mató pero presionado por alguien.
Alberto Nisman, el fiscal que investigaba el ataque terrorista ocurrido en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), provocó un escándalo político al denunciar a la presidenta y al canciller por haber firmado un acuerdo con Irán.
Sólo cinco días después de su denuncia, el fiscal apareció muerto en su departamento, solo, con las puertas cerradas por dentro, tirado en el baño y con un casquillo y una pistola al lado del cuerpo.
El fallecimiento desató una conmoción y abonó una serie de teorías conspirativas, ya que los antikirchneristas responsabilizaron desde el primero momento a Fernández de Kirchner, y los kirchneristas, a enemigos ocultos que quieren perjudicar al gobierno.
El ministro de Seguridad, Sergio Berni, afirmó el lunes por la mañana que todo apuntaba a un suicidio, pese a que todavía no se realizaba la autopsia del cuerpo, y a lo largo del día el oficialismo reforzó esa hipótesis.
Por la tarde, la fiscal designada para el caso, Viviana Fein, informó que, de acuerdo con los peritajes, “no hubo intervención de terceras personas” en la muerte del fiscal, pero no descarta “que haya habido algún tipo de inducción o instigación”.
También explicó que la causa “está caratulada ‘muerte dudosa’. Nadie dijo que esto es un suicidio o un homicidio: es una muerte dudosa. Hasta no tener todas las pruebas, para tener todas las pruebas se sigue investigando”.
El ex presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, Jorge Kirszenbaum, reveló hoy un dato que alimentó las dudas sobre la muerte de Nisman, ya que aseguró que dejó encargos pendientes que no coinciden con una persona que se va a suicidar.
Aseguró que un primo que acompañó a la mamá de Nisman a identificar el cuerpo vio en el escritorio del fiscal “una nota dirigida a la empleada doméstica, en donde indicaba las compras que debía realizar el lunes”.
Según Kirszenbaum, ésto prueba que el fiscal no tenía ninguna intención de suicidarse”.
Por el contrario, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, insistió en que “aunque falte ver algún dato pericial más, científicamente se puede constatar que se trató de un suicidio”.
Sin embargo, una de las pruebas contundentes de suicidio fue negativa, ya que la fiscal Fein informó esta mañana que no se encontraron restos de pólvora en las manos del fiscal.
“El calibre pequeño del arma puede provocar que el barrido electrónico no dé un resultado positivo, pero esto no descarta que él se haya disparado”, aclaró.