29 diciembre, 2025

29 diciembre, 2025

Crónica urbana

Febrero  súper loco y marzo no se diga

Crónica Urbana

Los meses son las bambalinas del teatro del horóscopo donde las brujas hacen su agosto. Si naciste en Acuario es cálido y creativo y estarás también un poco loco por enero y febrero y allí te vas hasta Sagitario en el mes de noviembre y como te sientas y te veas en el calendario según te va en la vida diaria si crees en los horóscopos donde te  ponen el futuro en las manos o en los ojos pero no el dinero.

La cuesta de enero se dice que es pesada, como aquella de Llera, pero más pesada son las mujeres que se creen mucho porque tienen dinero, o pesados como los del Grupo Banda Pesado. En fin, meses vemos, existencia no sabemos. Cuando se llega a betabel la vida se acorta y apenas estamos saliendo del año nuevo, o mejor entrando y ya estamos llegando a Navidad de nueva cuenta. Es que ser, pertenecer a la tercera edad es como ascender al cielo o al infierno porque todo se cuelga. Se cuelgan las nalgas, las visagras, los brazos, los calzones, las arrugas, las patas de gallo, las bubis, la reata, los güevorios porque todo deja de funcionar y ya nadamás nos queda la lagrimita para llorar de aquello que fue ayer.

Ser betabel es estar ya morado o rojizo listo para el cajón o para mascar zacate. Ser vetarro es ponerse los tenis por última vez y en cualquier chiflido del viento chupar faros, como vulgarmente se dice, cafetearlo. El vivo al gozo y el muerto al pozo. Lo cierto es que los horóscopos son la cultura de las mujeres y hombres telenoveleros y hasta reputados letrados que creen que la vidorria se mide por la rueda de la fortuna que nos brindan los horóscopos. Conozco gente que se guía por esa estela de poesía y pendejadas, que si bien es cierto, es una cultura de la magia bajo supuestos sentidos del ser humano y su condición. Bien, llega el frío con febrero bien loco. No queda otra que cobijarnos con la capa de tu tío o de la tía. Aunque nos hacemos como el tío Lolo, pendejos solos, porque el frío con estos tiempos de calentamiento global ya no sabemos dónde quedan ni las verijas ni los tanates. En fin.

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