ROMA, Italia.- Francesco Schettino, el excapitán del crucero Costa Concordia, naufragado el 13 de enero de 2012 frente a la isla italiana del Giglio, fue sentenciado hoy a 16 años de cárcel por la tragedia en la que murieron 32 personas.
Al término de una deliberación de más de siete horas, el presidente del Tribunal de la central ciudad de Grosseto, Giovanni Puliatti leyó el veredicto con el que Schettino fue declarado culpable de homicidio culposo, lesiones culposas, naufragio, abandono de la nave e informaciones falsas a la autoridad marítima.
Los magistrados no reconocieron algunas agravantes, como las de “culpa consciente”, aunque también condenaron al imputado a la interdicción legal durante toda la duración de la pena y lo inhabilitaron para ocupar cargos públicos o trabajar como comandante marítimo.
El excapitán, de 55 años de edad, no estaba presente en el teatro Moderno de Grosseto, donde se desarrolló el juicio, pues según sus abogados tenía fiebre.
Puliatti confirmó 16 años de reclusión y un mes de arresto, aunque la fiscalía había pedido una pena carcelaria de 26 años y tres meses y la detención inmediata ante el peligro de fuga.
Los magistrados calcularon cinco años de cárcel por naufragio culposo, 10 años por homicidio culposo, uno por lesiones culposas y un mes por informaciones falsas.
Asimismo, establecieron que Schettino y la compañía Costa Crociere, propiedad del barco, deberán indemnizar a los afectados, entre ellos la isla del Giglio, a la que deberán pagar 300 mil euros (unos 340 mil dólares) y a los 157 heridos durante el naufragio.
También fueron acordados resarcimientos por daño de imagen a la región de Toscana y a los ministerios de la Defensa y del Medio Ambiente.
En la última audiencia del proceso, celebrada por la mañana, Schettino hizo unas declaraciones espontáneas a los jueces, durante las que se conmovió y aseguró que el también había muerto la noche del naufragio.
El Costa Concordia, en el que viajaban unas cuatro mil 22 personas, se hundió la noche del 13 de enero de 2012 tras chocar con escollos de la isla del Giglio debido a que se acercó demasiado a tierra.
Schettino abandonó el barco cuando en la nave había todavía cientos de personas.
