La cuadrícula del centro histórico está empapada de automóviles que rebasan toda regulación. Los parquímetros han orillado a que el caos se traslade a líneas paralelas de la cuadrícula central ante el acoso de las arañas mecánicas que paralizan a los infractores.
Los parquímetros tal vez sean un buen negocio, pero son un mal que no ha mediado en la regulación del tránsito vehicular con amargas consecuencias. La calle de Hidalgo disminuyó de categoría y es notorio el abandono de varios negocios dejando espacios muertos. El centro está apretujado y la invasión de las calles nos ofrecen un panorama similar a los países árabes y asiáticos en el desborde del ambulantaje sin el menor control.
El automóvil, a pesar del parquimetrismo reina tan campante. Un parque vehicular tan grande para una ciudad tan chiquita, que en en su ombligo apenas entra un quinto. El centro histórico es un trabuco, un «ingorgo» como dicen los italianos, donde mandan los automóviles que tiran aceite, botan esmog y azotan con sus ruidos desmedidos la tranquilidad de las almas victorenses. Los coches sin desmayo sueltan sus rolas y apestes, la invasión de la vía pública es compartida por autos y ambulantaje hermanados por el caos. Los trabajadores burócratas van en sus autos hasta la misma oficina, y hasta para ir al inodoro van en automóvil. No hay un esfuerzo de los trabajadores rechonchos por mejorar su salud y hacer el esfuerzo, a pesar de la barriiga taquera. Todos quieren llegar en coche a sus centros de trabajo- No quieren caminar ni una cuadra, ni diez metros, desean estar a la puerta de su escritorio. Educación, salud y trabajo, son la regla de tres de todo. Sólo los discapacitados, ancianos, deben tener prioridad para el traslado en automóvil a sus labores. Todo ciudadano razonable debe implementar estos argumentos. Los ciudadanos de todas las vertientes deben caminar y gozar a su ciudad como un arma primordial de salud. El cuadro que comprende diez cuadras a la redonda es para el ciudadano que desea salud personal y para todos. La ciudad será más saludable si usamos los pies y no el automóvil. Si volvemos a la bicicleta y no al automóvil. La ciudad de nuestros días requiere nuevas y vitales propuestas.




