Cuando el año 2015 apenas iniciaba visualizábamos en este mismo espacio los grandes compromisos de los máximos protagonistas del deporte en Tamaulipas, desde Correcaminos, el deporte de alto rendimiento, los promotores de generación espontánea surgidos por el furor de las elecciones en puerta y por supuesto, el Instituto Tamaulipeco del Deporte.
Es en este último rubro, el organismo que preside Enrique de la Garza Ferrer, donde de inmediato se mostró la voluntad de cambio, pues en una charla que entablé con el titular de ese instituto, se mostró abierto al análisis y a la crítica, apreció la visión exterior de quien audita el ejercicio continuo del órgano rector del deporte en nuestro estado.
El afamado dirigente deportivo que por décadas se codeó con lo más selecto en el país, sobre todo en el fútbol profesional, reconoció los errores, algunos otros los valoró como tal y en los que no estuvo de acuerdo dio su punto de vista y fijó una postura, al final del día no se puede ver todo malo, como en todo, hay aciertos y hay equivocaciones.
Pero sí fue muy franco al asegurar la voluntad de cambiar, de corregir el camino y cerrar la administración estatal a la cual le restan 18 meses, con el firme compromiso de hacer las cosas bien.
Y yo no se si vaya lento o vaya rápido, pero recientemente pudimos confirmar las ganas de hacer las cosas, pues en un tema bastante delicado como es el manejo de instructores deportivos a través de becas financiadas por el ITD que era letra muerta los años anteriores, se dio una sacudida bastante significativa.
Existe un presupuesto del orden de los 300 mil pesos mensuales, mismos que deben ser destinados a un total de 178 instructores deportivos mismos que tienen que operar en los 43 municipios de la geografía tamaulipeca.
El mecanismo consistía en otorgar una partida de becas a los municipios para que asignaran instructores y otra era para el ITD.
Durante un buen tiempo, entre comisiones y omisiones, muchos de esos instructores no tenían nombre y apellido, otros cumplían otras funciones y otro tanto más, eran compromisos externos y por ende dinero tirado a la basura, sin un uso real y una fuga de capital importante.
De la Garza Ferrer ordenó que la asignación de este proyecto recayera ahora en la Dirección de Desarrollo del Deporte, donde a través de Rubén David Rivera Rodríguez, los instructores han dejado de ser fantasmas y ahora son personas reales, con horarios establecidos, espacios públicos donde operar y grupos de personas para activar físicamente.
Ojalá que este sea el primero de muchos pasos por dar, en un Instituto Tamaulipeco del Deporte que, como ya le decíamos, tiene varias asignaturas pendientes, pero al menos ya mostró mucha voluntad.
@luisdariovera




